• Fue el hoy titular de Economía quien coordinó estos títulos desde Lehman Brothers.
  • Y ahora, 30.000 afectados exigen entre 120 y 130 millones de euros.
  • Si tiene que pagarlos la fundación CAM simplemente no dispondría de fondos.
  • Por eso todos miran hacia el Sabadell que recibió generosas ayudas públicas por la CAM.
  • Y ojo, porque, si los fundamentos de la sentencia aceptan como causa el falseamiento del balance, los preferentistas podrían reclamar la emisión de 900 millones de euros.

La historia es muy simple aunque la terminología resulte equívoca. Eran los tiempos que los que, todavía, el duopolio político PP-PSOE no se había puesto de acuerdo para cargarse las cajas de ahorros. Pero como ambos partidos presumen de modernidad, nacieron –el pionero fue Carlos Solchaga- unos títulos que eran las cuotas participativas. La gente compraba cuotas emitidas por las cajas de ahorros, entidades que no tenían acciones. El comprador disponía de derechos económicos pero no políticos. ¿Era una forma de convertir paulatinamente a las cajas de ahorros en bancos-sociedades anónimas Sí, lo era. Lo que ocurre es que luego vino la crisis y Zapatero y luego Rajoy decidieron acabar con las cajas de ahorros por la vía rápida.

Pues bien, fue la Caja de ahorros del Mediterráneo (CAM) la pionera en lanzar cuotas participativas. Nada menos que 55.000 españoles compraron unos 300 millones de euros en cuotas. Y fue Lehman Brothers, entones dirigido en España y Portugal por el hoy ministro de Economía, Luis de Guindos (en la imagen), el banco que preparó y lanzó el novedoso producto. En aquel momento parecía el futuro del Dorado.

Luego llegó la crisis y el oro se convirtió en polvo. La CAM tuvo que ser rescatada, se vendió al Banco Sabadell y se supone que, al final del proceso de esquema de protección de activos (EPA), el coste para el erario público se aproximará a los 20.000 millones de euros.

Ahora bien, los 55.000 cuotapartícipes se quedaron fuera del rescate, sin recibir un euro. Algunos intentaron vender (con un descuento de entre le 30 y el 40%) en una especie de seudomercado secundario. Otros se fueron a los tribunales, porque, repito, el Sabadell no se hizo cargo de los cuotapartícipes y el Banco de España-FROB miraba hacia otro lado. FROB que, por cierto, reporta al Ministerio de Economía.

Y resulta que uno de los cuotapartícipes ganó y los tribunales dijeron que el Sabadell debía pagar lo que le correspondía (siempre será el 20%, dado que el otro 80% lo pagará el FROB, esto es, entre todos los españoles. Y de paso, también decidieron que el pagano debía ser el Banco Sabadell, no la Fundación bancaria CAM... que no tiene posibles. El Sabadell recurrió y el Supremo, según fuentes jurídicas, ultima el fallo definitivo. Ojo, porque, desde la Audiencia Nacional, el juez Bermúdez espera que el Supremo siente jurisprudencia para decidir sobre un grupo de cuotapartícipes de la CAM que reclama 14 millones de euros por el mismo motivo.

En cualquier caso, estamos hablando de 30.000 inversores que no han cobrado nada y que podría recibir entre 120 y 140 millones de euros. Tiembla el Sabadell y tiembla Luis de Guindos. El uno porque se vería obligado a pagar; Guindos por su propio prestigio y porque, vía FROB, con dinero de todos, también se vería obligado a pagar y a engordar la factura del rescate bancario.

Pero hay más. Si los fundamentos de la sentencia se basan en la precitada falsedad del balance de la CAM, entonces la cosa es más grave. Porque los preferentistas de CAM (y ahí estamos hablando de emisiones por valor de 900 millones de euros, podrían reclamar su parte, dado que invirtieron, engañados o no, en un producto valorado según referencia de un balance falseado. Y es que la inspección bancaria funcionaba de miedo en tiempos de Zapatero y del gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Y a partir de esa jurisprudencia pueden apuntarse otros muchos casos.

Vamos, que todo pasa por la CAM. Y por el Supremo. Tiempos emocionantes, a fe mia.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com