El ministro de Economía italiano, Domenico Siniscalco, comparecía en la mañana del jueves ante el Foro Nueva Economía. La expectación era grande por conocer la opinión del máximo responsable de la economía italiana sobre la operación en curso. Pero Siniscalco defraudó. Se dedicó a hacer círculos en el aire sin contestar a las preguntas. Empezó negando la mayor: negó que la autoridad monetaria italiana hubiera establecido dificultades a la operación. No me consta. Continuó desmintiendo que existan diferencias en el seno del gobierno Berlusconi en relación a este asunto, a pesar de que la Liga Norte acusa al Ejecutivo de pasividad en la defensa de la italianidad de los bancos. Y, por supuesto, afirma que el Gobierno no mantiene preferencia a priori sobre el capital de ningún banco

Todo ello aderezado de una teórica sobre la bondad de que existan megabancos, bancos internacionales y bancos locales. Un defensa indirectísima a la italianidad de la banca. Siniscalco también defiende que el organismo regulador debe buscar la combinación de los objetivos de prudencia y antimonopolio, buscando accionistas sólidos. ¿Le parece a Vd. sólido el BBVA como accionista de la BNL?, le preguntamos. El Gobierno no es el más indicado para valorar la solidez de unas empresas que operan en un mercado abierto y no planificado. Escurridizo el chico.

Así que nos quedamos sin saber la verdadera posición del gobierno italiano. Al menos Siniscalco no nos ha sacado de ninguna duda. Tampoco de las posibilidades de Endesa para hacerse con Edison, participada por la francesa EDF. La pregunta se la formulaba Aldo Olcese, presidente de la Fundación de Estudios Financieros. Pero Siniscalco tampoco contesta. Eso dependerá de las compañías involucradas.

Y puesto a no contestar, el ministro tampoco se mojó sobre el eventual proceso de fusión de Alitalia. Reconoce que no observa un futuro independiente para la compañía de bandera italiana, pero no se manifiesta sobre los actores de una operación de fusión o integración. También aquí aderezó su explicación con una teórica sobre la diferencia de las compañías de bajo coste y las tradicionales.

Vamos, que el chico no se moja ni en la ducha. Porque tampoco quiso manifestarse sobre el referéndum francés. Según las encuestas, el índice de indecisos es muy elevado, así que no sé qué es lo que puede pasar. Y es que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras.