¿Un país como España puede prescindir de la policía que más sabe de terrorismo? Pues, al parecer sí. Al parecer, se puede. El muevo ministro del Interior, José Antonio Alonso, ha decidido prescindir del comisario general de Información, Jesús de la Morena, el máximo responsable de los servicios antiterroristas, el hombre que ha dejado a ETA mas débil que en toda su historia.

 

Pues bien, es igual, porque el nuevo ministro le está buscando su sustituto. Es más, De la Morena ya ha conseguido trabajo: será el próximo director de Seguridad de la compañía Iberia. Está claro, De La Morena no es "de los nuestros". Además, se le ha dicho que permanezca en el cargo, y que no diga esta boca es mía, hasta el próximo 23 de mayo, un día después de la boda de SAR Felipe de Borbón y Letizia Ortiz Rocasolano. 

 

Y es que hasta ese día nadie se moverá en toda la estructura en las tres patas de la lucha antiterrorista: Policía Nacional (mejor, Cuerpo Superior de Policía), Guardia Civil y la inteligencia militar (CNI). A partir de ese día, eso sí, rodarán cabezas. Y los tres cuerpos están muy enfrentados, precisamente cuando la matanza del 11-M exigiría una mayor colaboración.

 

Lo cierto es que José Bono quería ser ministro del Interior, no de Defensa, pero asumiendo el control del espionaje, es decir, del CNI. Se le negó, y tuvo que conformarse con Defensa. Ahora bien, Bono ha hecho saber que será él quien dirija la lucha antiterrorista, e incluso ha conseguido colarle a Alonso, el amigo de Zapatero, al nuevo director general de la Guardia Civil, que vuelve a ser un militar, el general del Ejército del Aire, Carlos Gómez Arruche. Ya saben: la Guardia Civil es un cuerpo que depende mitad de Interior mitad de Defensa.

 

Naturalmente, Alonso no está dispuesto a aceptar las presiones de Bono. Y, mientras, los curritos de la lucha contra el terror contemplan, más sorprendidos que asombrados, la escena.