A trancas y barrancas, se van decantando dos mundos hispanos: desde Panamá hacia arriba, con México a la cabeza, más pendiente de Estados Unidos que otra cosa, y desde el Canal hasta el Cono sur, donde se libra una dura batalla entre le populismo indigenista de Hugo Chávez y otras fuerzas, casi toda la oposición, un tanto más democráticas, aunque casi todas ellas figuren en la oposición en este momento.

En cualquier caso, la última reunión del MERCOSUR, en la capital de Paraguay, Asunción ha sido muy publicitada por la decisión de los líderes hispanos de caminar hacia una unidad energética, mediante la creación de una red de gasoductos con origen en Perú. Sí, en Perú, porque al parecer, ya nadie se fía de Bolivia como suministrador de gas, pues en ese país aún subsiste un riesgo serio de guerra civil.

Sudamérica intenta imitar a la Unión Europea y ya firma documentos como la Declaración de Asunción, donde se recoge, y ésta es una novedad muy reseñable, la creación del primer fondo común de Mercosur. Una especie de escote tipo Unión Europea, donde los países más ricos, o menos pobres, ofrecen una cantidad para aplicar en la creación de infraestructuras en los países más pobres del pacto.

Hablamos de 100 millones de dólares anuales durante 10 años. Nada que ver con los fondos estructurales europeos, pero por algo se empieza.