Esperanza Aguirre no quiere darle medicinas gratis a Emilio Botín. La crisis de Europa: lo solidario es dar, no avalar; es compartir, no prestar. El problema de la Unión no son los mercados, sino el presupuesto. Benetton y el arma más poderosa: el consumo inteligente. La historia del diplomático locuaz, don Javier Solana.

Esta es la historia de una política que no tiene ya muchas esperanzas de llegar a más de lo que ha llegado porque su jefe se la tiene jurada. Así que se permite el lujo de hablar claro. Me refiero a Esperanza Aguirre y sus palabras sobre la sanidad pública. Ahí van: "mientras la ley me obligue tener que dar medicinas gratis a Botín, pues tendré que hacerlo que la fuerza ahorcan".

Aguirre resumía así ese gusto por la subvención que se disfraza bajo prestaciones solidarias. No podré votar a esta mujer inteligente, capaz de desmontar en una frase todo el montaje rubalcabiano, pero también en algo marianista, sobre la sanidad pública, la educación pública, el subsidio público de paro, el fomento público de la cultura. El problema conceptual de toda esta marea consiste en confundir estatal y público, veterano problema de la ciencia política. Público es lo que beneficia a todos, mientras estatal alude a quien trabaja con el dinero de los demás. Las prestaciones públicas son muy privadas tanto si miramos quién las da como si reparamos en quién las recibe. Con ese espíritu de no a los recortes, también conocidos como derechos sociales, conseguimos que el señor Botín disfrute de medicinas gratis.

El trasfondo electoral es éste: Aguirre ha pedido el copago sanitario, algo sobre lo que el titubeante Rajoy, siempre empeñado en sorber y soplar a un tiempo, da un paso adelante y otro atrás. En efecto, quienes lo esperan todo del Estado no se dan cuenta de que al final, prestaciones son subvenciones, y que las subvenciones generalizadas favorecen… al señor Botín.

Pero lo ejemplos son muchos. Del gasóleo subvencionado por todos los españoles se beneficia el mercedes del multimillonario Juan Abelló, que tiene finca agrícola (de hecho, la mejor escopeta de España la utiliza para la caza). Y de las subvenciones públicas a la energía verde, eólica y solar, se benefician, principalmente, el presidente de Iberdrola, Ignacio  Sánchez Galán, el multimillonario señor José Manuel Entrecanales, el multimillonario señor Florentino Pérez, los multimillonarios hermanos March, el millonario –por ahora no multi, pero estamos en ello- señor Borja Prado y el multimillonario señor Benjumea.

¡Vaya con los derechos sociales!

Yo no podré votar a Esperanza Aguirre (de hecho, ya he dicho que el 20-N votaré al izquierdista SAIN, que defiende la vida humana) mientras continúe financiando el aborto, vía acuerdo entre la Comunidad de Madrid y los mataderos del aborto, pero admiro a esta mujer por clarividente sobre la cosa pública.

Es la que está haciendo la mejor campaña desde el partido Popular pero que no se presenta a las elecciones, pues Mariano Rajoy no le perdona que quisiera, de la mano de Rato, desbancarle de la Presidencia del Partido Popular, tras las elecciones de 2008. Pero también porque el previsible nuevo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy se comporta al estilo del tirano clásico: quiere cortar todas las cabezas más brillantes que él para que no le hagan sombra. Hace mal. Si en el PP hay una persona con ideas claras, esa es Esperanza Aguirre. Rajoy debería recordarlo.

De acuerdo, pero Mariano debería recordar que su triunfo electoral se ha debido a la crisis económica, de la misma forma que el de Zapatero en 2004 se debió a 193 muertos. Don Mariano será presidente, no por méritos propios sino por ese desastre con patas llamado Rodríguez Zapatero, un baldón en la historia de España. Estas elecciones no las gana el PP: las pierde el PSOE. En esa tesitura, no conviene prescindir de la gente capaz, sino aprovecharse de su talento.

El problema de Europa no son los mercados, sino el presupuesto

Un año más el presupuesto de la Unión Europea se estanca: no alcanza los 130.000 millones de euros, inferior al de muchos de sus socios individuales.

Es la historia de la insolidaridad europea y del declive del sueño de la Unión. Lo hemos conocido el sábado, tras una semana de infarto financiero, donde los especuladores, con el apoyo, por omisión, de Bruselas y Berlín, han puesto contra las cuerdas a Italia y a España.

Llevamos meses discutiendo sobre si Grecia debe ser rescatada, mientras los alemanes exigen, a cambio de su 'generosa' aportación, medidas draconianas contra los griegos y la cesión de soberanía para que la economía de los 17 países del euro se decida en Bruselas, es decir, en Berlín. Pero ayudar a Grecia significa avalarle para que siga endeudándose, es decir, alargando la cuerda con la que se ha ahorcado. Por contra, un presupuesto mayor supone –y así se ha construido la Europa solidaria de los padres fundadores, hoy desaparecidos- algo bien distinto: significa que los países ricos ofrezcan más fondos para levantar a los pobres.

Pero del presupuesto aprobado el sábado, qué cosa, nadie habla. Lo que importa son los rescates, carísimos rescates para quien los recibe y que sólo prolonga su agonía. No se trata de avalar –además, hinchando la burbuja financiera- a Grecia para que se endeude más, a beneficio de don Mercado Financiero, sino de proporcionarle fondos para que no tenga que endeudarse más. Lo solidario es dar, no avalar; es compartir, no prestar.  

Benetton y el arma más poderosa: el consumo inteligente































































































































































































































































Esta es la historia de Banca 15, donde, según costumbre personal, años atrás metí en un buen lío al editor de esta publicación especializada, el periodista Ángel Gómez Escorial. El susodicho recibió una llamada desde Milán, a cargo de una asistente de imagen de Luciano Benetton que enseguida entró en materia:































































































































































































































































































































































































































































































































-¿Por qué el señor López llama idiota al señor Benetton?































































































































































































































































Estuvo muy mal por mi parte llamar idiota a Benetton, por su campaña de curas y monjas en actitud ligeramente obscena o sencillamente estúpida. Idiota no es nada, es un insulto y como todas las injurias –que no todas las ofensas- innobles y, además, falsas. De hecho, el propietario de una de las firmas de vestuario más conocidas del mundo no tiene un pelo de idiota. Es una persona muy competente, lo que no significa buena persona. Pero yo no soy quién para llamarle idiota. Ahora, don Luciano ha lanzado otra campaña de "amor", una serie de fotomontajes donde aparece, por ejemplo, el Papa Benedicto XVI































































































































































































































































morreando con un muftí mahometano. Todo sea por el amor.































































































































































































































































El Vaticano se ha cansado y amenaza con llevar a los tribunales a mister Benetton. No tengo claro si La Iglesia debe acudir a los tribunales. Hasta hoy, y todavía hoy, me ha parecido que no, hay que aplicar la respuesta evangélica de la otra mejilla, la más audaz de todas. Tengo muchos amigos que me dicen que no, pero sigo pensando que no se puede confundir la virtud de la justicia con la Administración de justicia. Además, mantengo que hay dos tipos de personas: las buenas y las regulares. Éstas últimas son las que ponen demandas y querellas al prójimo. A fin de cuentas, una demanda no deja de ser un acto de violencia. Y si les sirve, y que no salga de la provincia, como cristiano sólo creo en el Tribunal de Dios.

Pero sí hay algo que los cristianos podemos hacer: consumo inteligente. Varias cartas llegan a Hispanidad inciden en ese punto tras el insulto de Benetton al Papa: no comprar Benetton. La víscera más sensible de todo millonario filántropo, que así es como se define Benetton cuando habla de campaña de "amor" es el bolsillo.  Los impuestos hay que pagarlos o vas a la cárcel pero nadie te condena por pasar de largo ante las prendas Benetton.

Los ejemplos son miles. Por ejemplo, la multinacional farmacéutica Bayer se está forrando con la píldora abortiva del día después: si los médicos no recetaran productos Bayer sino cualquier otro principio de cualquier otra marca, Bayer no destrozaría una vida –quizá dos- con su postinor: la de la madre, seguro, y quizás la de su hijo.

Las posibilidades del consumo inteligente para golpear al poderoso son infinitas. El programa de telebasura La Noria puede desparecer porque los anunciantes se han retirado, toda vez que se emitió una entrevista pagada con la madre de El Cuco. ¡Qué pena que no hagan lo mismo con Sálvame, El Intermedio y otras muestras de telebasura!

Paréntesis: ¿Qué hacían los profesionales de la información invitados a La Noria mientras el programa desgranaba todo? ¿Protestó alguno? ¿Se han dado de baja otros?

Créanme, con el consumo inteligente podemos cambiar el mundo con mucha más eficiencia que interponiendo querellas.    

La historia del diplomático locuaz, don Javier Solana

Esta es la historia de Javier Solana, ex secretario general de la OTAN, ex ministro de Exteriores de la Unión Europea, el socialista amigo de Estados Unidos. Estuvo en la Cátedra de La Caixa, martes 25, y nos explicó que la primavera árabe es primavera y no invierno, como se contempla cada día que pasa: Occidente ha tumbado autocracias árabes para regalárselas al fanatismo fundamentalista.

Y es genial que esto lo defienda el archiprogre Solana el mayor comecuras del Felipismo. No, no hay que extrañarse: los progres sólo tienen un mandamiento: abajo los curas y arriba las faldas. Pero, ojo, los curas católicos. Fomentar el fundamentalismo islámico les parece estupendo.

En una simplificación sorprendente en un experto en diplomacia internacional, don Javier nos explicó que el peligro para Occidente son los chiíes mientras que los suníes son los buenos, nuestros amigos. ¿Amigos de quién? Arabia no es ni lo uno ni lo otro, pero está enfrentado a los chiíes: ¿La feroz tiranía islámica árabe es de los nuestros?

Solana cometió, además, la indiscreción de rebelarnos que hay tropas paquistaníes en Arabia Saudí y Bahrein. Ningún problema: Pakistán, potencia nuclear, donde se asesinan cristianos cada día, cuna del terrorismo que ha masacrado Europa, ¿Es de los nuestros? ¿En serio?

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com