Sr. Director:
Los gobiernos tienden a equiparar erróneamente los matrimonios a las uniones de hecho. Expertos del estadounidense The Marriage Index coinciden: El matrimonio es más que una simple relación privada entre dos adultos; es un bien social con serias implicaciones en el bienestar de los hijos.

 

A pesar de que las parejas que cohabitan sin contrato crecen imparablemente, su vínculo es más frágil, y el 50% de sus hijos sufrirán la separación de sus padres, en comparación con un 15% de los que proceden de un matrimonio, ya que éste se acepta como un compromiso para toda la vida. Para mejorar su salud, pretenden potenciar la estima por el vínculo matrimonial y estrategias de comunicación y resolución de conflictos.

La separación supone el perjuicio afectivo y pecuniario de la expareja: las depresiones se unen a gastos duplicados, mayor consumo de energía al habitar dos viviendas... Al final, más pobreza, soledad y efectos contaminantes para un mundo en el que la sostenibilidad es la palabra de moda.

Dios, el inventor del matrimonio, acertó al pedirle al hombre, capaz de cumplir religiosamente con su hipoteca,  ser al menos tan fiel al compromiso con su mujer. Por el bien de las futuras generaciones.

Clara Jiménez