Todo un récord de ventas que ha obligado a la editorial La Esfera de los Libros a precipitar la segunda edición. Curiosamente, La Esfera de los Libros pertenece al grupo del diario El Mundo, que se ha convertido en uno de los focos de anticlericalismo más claros del universo mediático español. Pero el negocio siempre es el negocio, aunque no se acaba de comprender por qué razón un libro de venta segura no sirve para apuntalar editoriales de ideario católico.

En Memoria de Identidad, Juan Pablo II reflexiona, entre otras cosas, sobre los conceptos de nación y patria. No desecha ninguno de ambos, acudiendo a su raíz etimológica: patria procede de Padre y patrimonio, mientras que nación procede de linaje. Pero el Papa advierte sobre el peligro de que nación degenere en nacionalismo:
 
Las vías principales de la formación de cualquier sociedad pasan por la familia, y sobre esto no caben dudas. Y podría hacerse una observación análoga también sobre la nación. La identidad cultural e histórica de las sociedades se protege y anima por lo que integra el concepto de nación. Naturalmente, se debe evitar absolutamente un peligro : que la función insustituible de la nación degenere en el nacionalismo. En este aspecto, el siglo XX nos ha proporcionado experiencias sumamente instructivas, haciéndonos ver también sus dramáticas consecuencias. ¿Cómo se puede evitar este riesgo? Pienso que un modo apropiado es el patriotismo.

En efecto, el nacionalismo se caracteriza porque reconoce y pretende únicamente el bien de su propia nación, sin contar con los derechos de las demás. Por el contrario, el patriotismo, en cuanto amor por la patria, reconoce a todas las otras naciones los mismos derechos que reclama para la propia y, por tanto, es una forma de amor social ordenado.