Sr. Director:

Lamento la muerte de Marta Mata, como la de cualquier otro ser humano. Como profesional, son dignos de alabanza su compromiso, coherencia y dedicación a la educación. Pero en cuanto a su legado, al menos, es bastante discutible.

La renovación pedagógica por ella impulsada a través de Rosa Sensat y la Escuela  Activa, aunque pudo conseguir algunos logros remarcables, también tuvo una decisiva influencia en el sustrato pedagógico e ideológico de la LOGSE; y todos sabemos cómo ha propiciado esta ley el fracaso escolar que padecemos. En su sistema  primaba la reflexión sobre la memorización de los temas; la realización de actividades, sobre las clases o el estudio personal; y la participación activa y democrática de los alumnos en la marcha de las clases, sobre el cumplimiento de unas normas o la autoridad del profesor. Todo lo cual, que no niego que tengan aspectos positivos, ha conducido a un total desprecio de la memoria, a la falta de esfuerzo personal y a la ausencia de sentido del límite en los alumnos, y que estos acaben haciendo siempre lo que más les place.

Tenía fama de mujer progresista, pero la escuela pública, laica y nacionalista que ella propugnaba también a través del Consejo Escolar del Estado- no creo que tenga nada de progresista, a la vista de las características de los sistemas escolares de los países que mejores resultados obtienen en  educación, en los que predomina la libertad, la autonomía y pluralismo.

José Luis Jiménez Villanueva

jljvillanueva@hotmail.com