Sr. Director:

El laicismo toma las calles, aunque no sea totalmente. Es un hecho. Como también lo es que, por el momento, los abanderados de la modernidad laica que pretende aplastar todo lo que huela a cristianismo no consiguen liberarse del todo del espíritu. Y eso genera, al que piensa un poquito no hace falta grande capacidad-, un fuerte sentimiento de estupidez y de estar siendo víctima de un fraude cultural.

Suponiendo que laico fuera (y no lo es) lo que se dice hoy en día, ¿qué demonios pintan las lucecitas horteras a más no poder colgando de acera a acera de nuestras calles? Nada en ellas, por supuesto, que tenga que ver con la Navidad, no sea que alguien pregunte. Ningún feliz Navidad: tan sólo un frío felices fiestas. Pero, ¿alguien se ha parado a pensar por qué hacemos fiesta? En algunos países no se hace... ¿De verdad vale la pena el gasto? Claro que sí: genera dinero. ¿Y qué hay del espíritu navideño? ¿Hemos de llamarlo, como imbéciles de remate, espíritu festivo? A ver si todavía hay quien piensa que las Navidades son sólo lucecitas y regalos... ¿Y por qué los regalos? ¿Por qué los Reyes? Sólo falta acabar el estribillo feliz Navidad y próspero año nuevo con y productivo año nuevo... Es triste que sólo haya visto la palabra Navidad en las zonas verdes de Clos: Navidad sin congestiones. No me toques los... costumbres.

José Quintano Ruiz

josequintano@terra.es