El ladrillo seguirá drenando en este 2010 de manera adicional a lo que ya lo ha hecho. Las previsiones de Caixa Catalunya es de recortes del 9% para sumar un recorte conjunto del 18-19% que califican de razonable. Exactamente lo que el lobby constructor G14 trata de evitar. La estrategia de ladrilleros y de la mayoría de las entidades financieras es aguantar. Mala estrategia porque la realidad nos pone en nuestro sitio.
Además, la demanda no será la de antes. En primer lugar porque según el director de Estudios de Caixa Catalunya, Josep Oliver, el 50% de la demanda se explicaba por el boom de la inmigración, que no se repetir. Tampoco se repetirá la emancipación de los 'babyboomers'. Así que la demanda estará mucho más baja que en los últimos años. Eso significa que pasaremos de unos niveles de 19,5% de la construcción sobre el PIB a la media de los últimos 30 años: 9,5%. Un nivel que Oliver califica de razonable. Eso sí, significa purga de empleos que -en su opinión- en su mayor parte ya han sido purgados. Como el Gobierno confía en que la rehabilitación -en un parque relativamente viejo- pueda absorber parte de ese excedente de empleo.
Tampoco la industria será un tirón de empleo. La nueva industria deberá invertir en capital para modernizarse y hacerse más competitiva. Así que habrá que confiar en los servicios. Eso sí, exige que sean competitivos para poder remontar. Ejemplo: el efecto euro nos ha sido muy pernicioso para nuestro turismo de sol y playa. Tenemos que avanzar hacia modelos como el de Madrid o Barcelona, de valor añadido, modernos y con oferta diferenciada y amplia.
