El Instituto Andaluz de la Mujer, dependiente de la Junta de Andalucía, nos ha hecho llegar una carta-amenaza que deben leer con atención. Se refiere a mi artículo del pasado 16 de octubre.

Y todo esto es bello e instructivo. Sin ir más lejos, a tenor del texto que me remite Soledad Pérez Rodríguez, podemos sacar las siguientes conclusiones:

1. Empezando por el final: se trata de una amenaza en toda regla. Tras una exposición retorcida con una viruta se concluye que el presente contenido del artículo se podría considerar como ilícito. ¿Quién lo podría considerar? La señora Pérez, naturalmente, que para eso es funcionaria de la Junta.

2. Por cierto, la acusación consiste en atacar el decálogo para una publicidad no sexista que incumple la publicidad. Pero oiga, si esto es un artículo, no un anuncio. Da igual, el objetivo es amedrentar y censurar... en nombre la dignidad de la mujer, naturalmente. En un momento dado, con el florido lenguaje burocrático -no olvidemos que el feminismo ha llegado al poder y, por tanto, emplea un lenguaje burocrático- se define el artículo como producto denunciado. No está mal, ¿eh?

3. Por cierto, la señora Pérez asegura que el artículo les ha sido remitido pero no dice quién lo remite. Entramos en el terreno de la delación anónima, tan querida entre los burócratas. Además, cuando se trata de los derechos de la mujer, su competencia no tiene límites espaciales ni temporales. A Hispanidad le está amenazando la Junta de Andalucía, pero podrían llegarme amenazas de los 17 observatorios contra la publicidad sexista o de los 17 institutos de la mujer, pues cada comunidad autónoma tiene uno, más el estatal, más los dependientes de Ayuntamientos. Por ejemplo, Gallardón seguro que tiene uno.

4. Habla de retorcimientos. Ojo al dato: asegura doña Soledad que en el artículo -ahora sí habla de artículo- a través de una serie de argumentos se responsabiliza a la Ley de Violencia de Género y en definitiva a las mujeres, por el aumento de las mujeres asesinadas a manos de sus maridos. No, a las mujeres no, a las feministas, doña Soledad y sí responsabilizo, también, a la ley de Violencia de Género. Pero no deja de maravillarme eso de los argumentos, lamentable instrumento que acaba en machismo total y absoluto.

5. Bajo la excusa de la dignidad de la mujer se trata de censurar a la prensa, de amenazarla, acongojarla y asegurar que la cosa es ilícita.

6. Otra enseñanza: el gasto público, ese que ha provocado la desmesura de la deuda y la crisis, consiste en esto: en que la Junta de Andalucía dedica tiempo, esfuerzo y salarios a amordazar a quien se atreva a discrepar de la ideología de género, una especie de tiranía como otra cualquiera.

Terminemos: Lo bueno de doña Soledad es que, además de puentear los argumentos también puentea la ética. En ningún caso se planea si lo que digo es justo o injusto. Lo que se plantea es qué es ilícito, que era donde ella quería llegar. La bifurcación que la era moderna ha efectuado entre la ley y la moral nos lleva justamente a eso: a que a doña soledad le importa un pimiento la ética lo que le importa, y con lo que amenaza es con la ilicitud del producto. Vamos, que me puede caer una demanda mañana mismo. Y recuerden mi lema: la humanidad se divide entre la buena y la mala gente: los buenos son los que no ponen demandas al prójimo.

Además, si, como ocurre con los funcionarios, las costas judiciales se las pagamos nosotros, lo contribuyentes, pues miel sobre hojuelas.

Pues mire, señora Pérez: usted no me va a callar. He escrito y repito ahora, que la ley de Violencia de Género (convertida en ley de violencia de género femenino) es injusta, su aplicación arbitraria y que ha creado el presunto machismo al que pretendía combatir, lo que ha multiplicado el machismo existente. La ley contra la Violencia de Género aumentará la violencia contra la mujer, al someter al hombre a una injusticia permanente que no aguantaría ni el santo Job. Y la más perjudicada, a la postre, será la mujer. Y cuando quiere, pues me envía la citación judicial que para eso le pagan, supongo.

No sólo eso, al final, habrá que elegir entre feminismo, ideología tan tonta como totalitaria, y democracia. Por de pronto, a mí no me va a amordazar, señora Pérez Rodríguez.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com