Barack Obama ha recibido con todos los honores a José Mujica (ambos en la imagen), presidente de Uruguay. Lo ha hecho casi con el mismo entusiasmo con el que el PP de Mariano Rajoy y RTVE, con el comando Rubalcaba al frente, recibió el ex guerrillero marxista, otro santo progresista, tan progre que acaba de legalizar la marihuana en su país.

Esta era la primera y más perentoria necesidad de los uruguayos. Droga sí, pero, al mismo tiempo, Mujica ha recibido el apoyo de Obama en su lucha contra el tabaquismo, que eso sí que resulta gravísimo.

La verdad es que este chico, el presidente de los Estados Unidos, es un lince. Posee un olfato único para discernir entre personas e instituciones y países. No lo duden: en Siria apoya a los salvajes fundamentalistas islámicos, que se comen el corazón de sus enemigos y crucifican cristianos. En Libia apoya a quienes sodomizan y asesinan a su embajador y en Egipto destrona a Mubarak para llevar al poder a los Hermanos Musulmanes.

Para entendernos, Mujica es hoy tan capitalista como Obama, si no más. Pero eso sí, los viejos rojos se han convertido en nuevos progres y ahora simpatizan con el progre Obama. Simpatizan con la legalización de la droga, con el aborto, la utilización de embriones humanos como cobayas de laboratorio y con el homomonio. Lo de la justicia social a Mujica se le ha olvidado y Obama no la tuvo nunca.

Ahora ha elegido a Mujica, ergo, no lo duden: Uruguay se aproxima a la revolución. Obama nunca falla.

Eulogio López

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