El calendario ha querido que el 14 de abril, aniversario de la II República, caiga en domingo. A lo mejor podíamos trasladar la conmemoración al lunes, como se hizo con el bueno de San José.

El problema de España con el régimen republicano consiste en que la experiencia es como la fincas en Extremadura: manifiestamente mejorable. La I acabó en el cantonalismo, pitorreo del mundo, y la segunda en un baño de sangre.

Paso por un comercio y me encuentro un pasquín convocando a una manifestación en Cibeles, ese día, por la proclamación de la III República. Es lo habitual por estas fechas pero conviene saber qué ideario anima a los convocantes. A saber:

1. Contra la impunidad del Franquismo. Es decir, que los republicanos, que provocaron la guerra civil con su persecución a la Iglesia, quieren ganar hoy la guerra que perdieron.

2. No al pago de la deuda. Pero pagar las deudas es una obligación moral, ¿verdad Aunque no pagar les resulta muy regocijante, especialmente para todos los sinvergüenzas.

3. Ni recortes ni privatizaciones. Esto es consecuencia de lo anterior. Si el Estado no paga sus deudas tampoco necesita privatizar ni recortar. Ahora bien, ¿cómo pagamos a los que nos ofrecen las prestaciones públicas ¿Y quién nos va a prestar dinero para seguir 'prestando prestaciones'

4. Gobierno dimisión. Eso está muy bien. Yo soy el primero que me apunto. Lo que me gustaría saber es cómo sustituimos al Gobierno elegido por los ciudadanos en las urnas. ¿En la Puerta del Sol en asamblea especial antifascista, coordinada por Ada Colau y bajo la atenta mirada de Cándido Méndez y Fernández Toxo

5. Estado laico. Traducido: vamos a incendiar iglesias y matar curas y cristianos, que resultan muy molestos. Como en la II República. Además, no conozco a ningún Estado clerical que se supone es el que hay que sustituir.

6. Por el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Interesante este punto. ¿Qué pueblos autodeterminamos ¿Cataluña de España, España de Europa o al cabezón de la Sal de Santander ¿Y cómo lo hacemos

Insisto en que yo no jugaría con la Monarquía de 1.300 años, o de 1.600, dependiendo de cómo se haga la medición. Hay que pensárselo dos veces. Ahora mismo, es el abandono de las raíces católicas por parte de los Borbones, el aborto -ni negado ni explicado- de doña Letizia y el exageradísimo y mal llevado Caso Urdangarín, unido al ambiente ácrata que reina en España lo que constituye el caldo de cultivo idóneo para cambios que más valdría pensar.

Y el principal problema es ese: qué proponen los que piden la III República.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com