Berlin, 20 de abril de 1945. El fin del III Reich está cerca. Adolf Hitler (Bruno Ganz) se atrinchera en un bunker (debajo de la cancillería alemana) junto con su círculo de confianza. Mientras, en las calles de Berlín se va estrechando el cerco y la nación se encuentra al borde del hundimiento.

Esa sencilla entradilla sirve para meterles en situación sobre lo que van a poder contemplar en El Hundimiento, un film que se ha convertido en todo un hito cultural en su país de origen, Alemania.    

Basada en el ensayo del mismo nombre del historiador Joachim Fest y en la  autobiografía  'Hasta  el  último  momento'  de  Traudl Junge -la que fue secretaria  de Hitler-, El Hundimiento es un excepcional film histórico sobre los últimos días del führer.

La película de Oliver Hirschbiegel consigue introducir al espectador en el ambiente claustrofóbico que se respiraba en ese bunker y ver, en primer plano, la figura monstruosa de un dictador que consideraba que detrás de él venía la nada: "Si la guerra está perdida, no me importa que mi pueblo sufra. No derramaré una sola lágrima por él. No merece nada mejor". Lo terrible de ese retrato es que algunos, como la esposa del Goebbels, lo creían así, lo que la impulsó a envenenar a sus hijos, en la que constituye una de las secuencias más impactantes  de la película.