Quinta y, posiblemente, la mejor versión cinematográfica de la conocida novela homónima de F. Scott Fitzerald que describe la cara amarga del sueño americano y retrata el peligro que conlleva intentar llenar el vacío existencial tan sólo con afectos o posesiones terrenas. Todo ello enmarcado en el periodo anterior a la Gran Depresión del año 1929.

A partir de aquí el argumento les resultará conocido. El narrador de la historia, Nick Carraway, es un aspirante a escritor que se hace amigo de Gatsby, un joven millonario  de pasado misterioso, obsesionado por su amor de juventud: Daisy, casada con  un empresario mujeriego llamado Tom Buchanan. Los intentos de Gatsby para conquistar y deslumbrar a su amada se traducirán en fiestas lujosas y demostraciones excesivas…

Belleza formal y profundidad en el desarrollo pueden ir unidas como lo demuestra la magnífica versión cinematográfica que Baz Luhrmann ha realizado de la novela de Scott Fitzerald. Una película fiel al clásico literario, pero a la que el imaginativo director Baz Luhrmann da su toque de identidad y vistosidad al combinar  la estética del art decó con música tan actual como el hip-hop mezclada con jazz y charlestón. En la magistral puesta en escena nuevamente ha acertado Catherine Martin, la esposa de Lurhmann, que ha recreado al milímetro detalles históricos del decorado o vestuario.

Porque todo está cuidadísimo en éste, efectivamente, Gran Gatsby, empezando por los actores: al adecuadamente soso Tobey McGuire le acompañan el siempre excelente Leonardo Di Caprio y la sensible Carey Mulligan, ideales ambos para encarnar a la pareja protagonista: Gatsby y Daisy, en  una historia de amor y adulterio  que, como tantas otras, es imposible…

Para: Los románticos admiradores del director Baz Lurhmann