En la Navidad de 1993, el entonces gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, decidía intervenir el Banesto de Mario Conde y cesar a todo su Consejo, que presidía Mario Conde. Ese mismo día llamaba a capítulo a distintos banqueros, entre ellos a Emilio Botín, que acabaría quedándose con el banco intervenido y realizando un espléndido negocio. Diez años después, Botín ficha a Rojo como consejero del Santander Central Hispano (SCH).

No hay impedimentos legales, pero el asunto resulta, cuando menos, curioso. Apenas hay precedentes en Occidente de un gobernador que acabe siendo consejero de un banco. En cualquier caso, no han sido esa las razones que han llevado a Botín a ficharle, y probablemente esas razones constituyen un monumental error. Por una parte, Rojo, filosocialista, puede serle muy útil a Botín para entablar lazos contra la Administración Zapatero. No hay que engañarse: el Ejecutivo anda un poco mosca con un banquero al que no deja de hacer favores (por ejemplo, la retirada del abogado del Estado del caso de las cesiones de crédito), mientras Botín se dedica a vender empresas de su Grupo que el Gobierno considera estratégicas.

Por otra parte, Rojo va a cumplir el 6 de mayo 71 años de edad, la misma edad que D. Emilio, que de esa forma tendrá una disculpa más para retrasar su jubilación.