Nadie le recuerda a Li Kequiang los atentados contra la libertad en su país: todos quieren hacer negocio

 

Esquizofrenia en el PSOE: Mientras Salgado se humilla ante la dictadura Valenciano asegura que mantienen un diálogo con el Gobierno chino sobre derechos humanos.

La clase empresarial española, y aún más el Gobierno Zapatero, ha rendido pleitesía al nuevo dueño del cortijo global, a la par que el mayor tirano del planeta, al Gobierno chino. La visita a España del viceprimer ministro de Beijing, Li Kequiang, ha batido todas las marcas de servilismo. La vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado, ha agradecido a los chinos su apoyo a la deuda española (al precio que se emite, es lógico que los tiranuelos de Beijing, compren deuda española con su incomparable liquidez.

Eso sí, a cambio, la inefable responsable de Internacional del PSOE, Elena Valenciano, sin el menor rubor, ha asegurado que el Gobierno español mantiene un diálogo permanente con el chino sobre derechos humanos. Con el enrome prestigio diplomático de Madrid, lo lógico es que los chinos se sientan cohibidos por la dialogante presión de Zapatero a la hora de masacrar las libertades en su país.

Y no menos vergonzoso es ver a los empresarios españoles inclinar el lomo ante el sátrapa para aprovechar un mercado de 1.300 millones de euros, mercado que perderán al menor asomo de crítica.

No ha acudido a la cita Emilio Botín, pues el Santander considera que en China no se puede hacer banca. De hecho, lo único que hará será abrir un centenar de sucursales en la China rural pero siempre de la mano del Banco Nacional de la Construcción, un paquidermo insolvente pero que representa la segunda entidad financiera de China y del mundo.

El BBVA, por contra, ha invertido 2.000 millones de dólares en el Citic, a sabiendas de que no tendrá ninguna libertad de movimientos.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com