Perjudicaría a "algunos grupos" y por tanto es "difícil de asumir"

Miguel Sebastián vuelve al ataque. Este fin de semana publicaba una tribuna abogando por el tipo único. Precisamente aquello que le mereció su destitución como director del servicio de estudios del BBVA. Recordemos. El entonces secretario de Economía del PSOE, Jordi Sevilla, se le ocurrió la feliz idea de apostar por el tipo único. Todo el mundo se le echó encima, salvo el BBVA. Su servicio de estudios, entonces dirigido por Sebastián, avaló la propuesta. FG lo dimitió en tiempo real.

Sebastián acudió entonces con las orejas gachas a pedir cobijo al PSOE. Y Zapatero le fichó como economista estrella. Desde aquella atalaya predicaba a tiempo y a destiempo. Lo demás, es ya conocido, salvo su regreso. No se resigna a encerrarse en el aula y sigue aspirando a que Zapatero se deshaga por fin de Solbes y le nombre por fin ministro de Economía. Sería el pago a su descalabro electoral en las municipales madrileñas.

Y para que nadie se olvide de él, no se le ha ocurrido mejor fórmula de decir "Hola, sigo existiendo" que regresar al tipo único. ¿Qué opina el Gobierno? Le preguntaban en la mañana de este lunes al secretario de Estado de Hacienda. Carlos Ocaña hace ejercicio de cintura. Por una parte, guiño a Sebastián: "Mucho de lo que dice es correcto". Pero por otra, jarro de agua fría: "Sobre el papel es una buena idea, pero su puesta en práctica es muy diferente". ¿Por qué? "Porque en el juego de ganadores y perdedores resultaría adverso sobre algunos grupos difíciles de asumir". O dicho de otra manera. Perjudica a los contribuyentes de menor renta y eso desde el PSOE es inasumible.

No obstante, Ocaña abogó por simplificar el impuesto y restó importancia al número de tramos. Lo que no se entiende es la obsesión generalizada por recortar los tramos. ¿Qué más da alargar la cifra de tramos hasta el infinito si existe el programa Padre para simplificar? Hablar de simplificar existiendo la informática es una contradicción.