Cuando queda poco para la celebración de la Cumbre Iberoaméricana de Salamanca, el Gobierno trabaja a pasos forzados. La vicepresidenta dedicó parte del verano a su gira hispanoamericana para trabajarse el compromiso de la asistencia tanto de Fox como de Kirchner y Lula. Kirchner hará un gran esfuerzo porque se encuentra en momento electoral, apunta la vicepresidenta.

El siguiente paso institucional ha sido la ratificación del convenio de Santa Cruz de la Sierra constitutivo de la Secretaría General Iberoamericana hecho en La Paz el 18 de mayo de 2004. Ratificar con un año y cuatro meses de retraso es algo más que desidia administrativa. Aunque también es verdad que la entrada en vigor estaba prevista para el 2 de septiembre de 2005. En todo caso, nunca es tarde si la dicha es buena. Sobre todo si se quiere evitar que a esta cumbre acuda alguien más que el Tato.

En cuanto a la Secretaría, nada se sabe de la ubicación de la sede ni hay concreción de su financiación, aunque el proyecto inicial sería que España aportara la mitad de los fondos. Los idiomas oficiales serán, eso sí, el español y el portugués. Y sus funciones están definidas de manera demasiado genérica: Contribuir al fortalecimiento Iberoamericana y asegurarle su proyección internacional. Mucho humo tardío. Lástima.