Se trata más de una medida de orden sanitario que motivada por razones fiscales. De esta manera explicaba la vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega, la subida de tipos del impuesto sobre las labores del tabaco. Eso sí, conviene recordar que si bien el tabaco produce enormes costes para el sistema sanitario, los ingresos por impuestos duplican los costes.

Además, desde el Gobierno se habían mostrado sorprendidos por el hecho de que prácticamente ninguna tabaquera hubiera optado por la subida del precio tras la subida del impuesto permitida en la negociación sobre el déficit sanitario. Al contrario, la estrategia de las compañías fue lanzar segundas marcas con precios sustancialmente más baratos, para garantizar el mercado. Desde Sanidad han visto esta estrategia como una amenaza para los objetivos de la Ley antitabaco. Y así es como se ha llegado a este real decreto de subida del impuesto sobre el tabaco que sanciona fiscalmente más a las compañías de bajo coste.

¿Cómo? Además de una pequeña subida del impuesto ad valorem es decir, el que se fija sobre el precio, que pasa del 54,95 al 55,95%- se ha aprobado una subida de 2 euros por cada mil cigarrillos, pasando de 4,20 a 6,20 euros por cada mil cigarrillos. Se carga algo más sobre el tabaco más barato, reconoce Solbes. Al fin y al cabo, el puritanismo de Salgado sirve para ingresar más. La cosa marcha.