La vicepresidenta del gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega, insiste en que se trata de relaciones en planos diferentes y distintos las mantenidas con la Santa Sede y con la conferencia Episcopal. Según su teoría, las primeras estarían dotadas de carácter institucional, al más alto nivel en régimen de lealtad.

¿Significa eso que haya habido deslealtad por alguna de las partes? Le pregunta un plumífero. Lealtad es una palabra que aparece en los acuerdos Iglesia-Estado y hemos reiterado nuestra voluntad de lealtad que por otra parte nunca se ha roto por ninguna de las dos partes, apunta De la Vega. Según la vice, las relaciones institucionales de alto nivel van por una parte y el diálogo con la Conferencia Episcopal va por otro. Hemos dialogado, pero desgraciadamente no hemos llegado a un acuerdo, y lo lamento, apunta.

En todo caso, De la Vega sale al paso de la que considera principal crítica de los obispos a la LOE: la asignatura de religión. En su opinión, la actual regulación es la más justa: Quien quiera tener formación religiosa para sus hijos la tendrá, y quien no quiera, no la tendrá; no es razonable que nadie trata de imponer su voluntad a los demás. No dice nada -en cambio- de la devaluación de la asignatura al considerarla como no curricular.

En cuanto a la posible división interna de los obispos y la eventual ausencia de liderazgo de mons. Blázquez, De la Vega no ha querido entrar a valorar lo que ha calificado como asuntos internos de la Iglesia.