De momento, proseguirá el debate parlamentario sobre el proyecto de ley sobre energía que posibilita la fusión entre Gaz de France (GdF) y Suez. El presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional, Patrick Ollier consideró este martes prematuro echar mano de la potestad contemplada en el artículo 49.3 de la Constitución para frenar el debate y aprobar el proyecto por mandato gubernamental. Eso es una democracia.

Aunque el diputado Hervé Mariton cercano al primer ministro Dominique de Villepin. No descarta esa posibilidad, Ollier insiste en que tal potestad no está en la agenda ahora. A finales de septiembre, ya veremos. O sea, esperar y ver. Esperar a ver si los diputados franceses hacen piña chauvinista en torno a un proyecto de patrioterismo empresarial. Y esperar a ver cuál es la actitud de la Comisión Europea que ha pedido más información sobre el proyecto y de momento, ya ha advertido que no observa con buenos ojos la fusión.

De momento, los comunistas han introducido 30.000 enmiendas al texto y los socialistas han hecho lo propio. Una técnica parlamentaria como otra cualquiera que tiene por objeto ralentizar la aprobación parlamentaria. Eso si el gobierno francés no echa mano de su potestad constitucional legislativa y aprueba manu militari el proyecto. Al fin y al cabo, como afirmaba el ministro de finanzas galo se trata de un interés nacional. Todos firmes, pero con 30.000 enmiendas. Para que luego digan desde Gas Natural que la fusión francesa se ha producido sin debate.