Sebastián amaga con marcharse  y provoca el caos en el Ejecutivo 

Una metáfora del ministro de Industria obliga  a De la Vega a cerrar filas en torno a ZP. La revuelta comenzó con las palabras del manchego Barreda pidiendo a ZP que no participe en la campaña electoral en su Comunidad. La economía española tiene ahora un nuevo problema: un Gobierno que amenaza ruina. A ZP le están haciendo la crisis en su propio partido.
El ministro de Industria, Miguel Sebastián, concluía este viernes su presentación del CEO de Microsoft disculpándose por tener que ausentarse: Tengo una reunión del Consejo de Ministros y los consejos de ministros son como los cumpleaños: nunca sabes cuántos te quedan. La frase ha provocado las risas de los presentes, pero también la alarma por la posibilidad de que el titular de Industria estuviera confirmando los rumores sobre una posible dimisión. A nadie extrañaría, puesto que Sebastián es el ministro más ninguneado por Zapatero. Ha tenido que dar marcha atrás en sus ideas nucleares y ha sido obligado a defender políticas de alto nivel como las bombillas de bajo consumo. En el sector de la energía saben que no merece la pena tratar con el ministro, puesto que es el presidente quien lleva la batuta. La última, el desmentido de que el almacén temporal de residuos tuviera ya destino definitivo. Por eso, Sebastián está molesto, y no es para menos.

La polvareda de Sebastián se sumaba a la que provocó en la noche del jueves en Onda Cero el presidente de Castilla La Mancha, José María Barreda, que pidió a Zapatero y a los líderes nacionales que no le ayudaran en la campaña electoral para las elecciones autonómicas. Barreda pedía a Zapatero un cambio de política si no quería estrellarse en las próximas convocatorias electorales. La más próxima es la de Cataluña, donde el PSC y el PSOE se encuentran cada vez más distanciados.

Las palabras de Sebastián y Barreda centraron la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este 8 de octubre. La vicepresidenta primera del Gobierno aseguraba no tener noticia de las declaraciones de Sebastián y se veía obligada a desmentir una crisis de Gobierno: Lo único que habrá será la sustitución de un ministro. Ni crisis, ni despedida, ni nada. El agravante sería que la supuesta crisis viniera marcada desde fuera, contra la voluntad del propio presidente, sobre todo porque, como  afirma la propia De la Vega los líderes marcan los tiempos. En otras palabras, la dimisión de un ministro puede suponer la puntilla para un Zapatero cada vez más cuestionado.

De la Vega tuvo que emplearse a fondo para defender al presidente afirmando que es el mejor activo del Gobierno y del partido. La vicepresidenta pretendía ofrecer una imagen de Zapatero arropado por todo el partido y por todo el Gobierno, dando a entender que la respetable opinión de Barreda es simplemente una excepción. La vicepresidenta insistió en que Zapatero es el presente y el futuro para el proyecto que lidera el Gobierno. Por eso, la número dos del Gobierno dejaba en manos del líder la decisión de prorrogar o no su mandato, contra el consejo de Barreda, que el jueves se refirió a Aznar y su límite voluntario de las dos legislaturas: el presidente castellano-manchego mentó la bicha, y eso es algo que todavía pone muy nerviosos a los socialistas.

Mariano Tomás

mariano@hispanidad.com