No quiere que los españoles se indignen con los indignados

Por sorpresa en la madrugada del martes, la Policía ha desmantelado todo lo que quedaba del campamento 15-M en la Puerta del Sol y en el Paseo del Prado de Madrid. Dotaciones de la Policía Nacional han protegido la tarea de los efectivos de limpieza que han desmontado tiendas y puntos de información.

Alfredo Pérez Rubalcaba, que sigue controlando el Ministerio del Interior en la sombra, ha jugado una doble e inteligente baza: por un lado ha respondido a la demanda popular que ya estaba ligeramente indignada con los 'indignados'. De hecho, la reacción de vecinos, comerciante y automovilistas ha sido común: '¡Ya era hora!'

Pero, al mismo tiempo, Rubalcaba no quiere prescindir de la baza electoral que ha supuesto para el PSOE el no cortarle las alas al 15-M. Por ello, desde que se hizo pública la noticia, la televisión pública, RTVE, ha repetido el mismo mensaje: El Gobierno ha tomado la decisión presionado por la próxima venida del Papa Benedicto XVI a Madrid para presidir la Jornada Mundial de la Juventud –JMJ-. En otras palabras, Rubalcaba ha enfrentado a la izquierda que tiene controlado el movimiento de los indignados contra la Iglesia.

Miriam Prat

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