Al dictador Fidel Castro no le ha sentado nada bien la condena de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. La resolución ha sido recibida con alegría por la disidencia cubana, que insiste en que la condena está dirigida contra un Gobierno que viola sistemáticamente los más elementales derechos ciudadanos, no contra un pueblo. El resultado ha sido posible gracias a la decisión de la UE de patrocinar el texto de condena elaborado pro EEUU y deja a Cuba fuera del ámbito internacional.

Desde el punto de vista español, la condena coloca en una situación complicada a la diplomacia. Cuba es el 50% del trabajo de la secretaría de Política Internacional del PSOE. Y si Castro cumple su amenaza, significaría un serio revés a la política exterior española que ha tratado de destensar la relación. Por eso Zapatero ha pedido a Castro que "escuche lo que se dice en los ámbitos internacionales" y le insta a no romper las relaciones diplomáticas con la UE.