Cuidado con subir el coste de las instalaciones fotovoltaicas privadas. Es decir, de las placas solares instaladas en edificios individuales.

Una cosa es que las huertas solares, instalaciones industriales de energía solar, nos hayan salido a los españoles a precio de oro, a costa de unas subvenciones públicas desorbitadas, que han embargado la economía española por un par de generaciones, y a las que el Gobierno debería haber golpeado más duro de lo que le ha hecho, y otra cosa, bien distinta, es cargar contra las mini-instalaciones domésticas, que aprovechan la energía solar según y cómo, y de la que no obtendrán muchos beneficios, precisamente.

Para entendernos: sí, el Gobierno Rajoy ha hecho bien en ir a por todas en el déficit de tarifa. Ahora bien, no se trataba de poner impuestos sino de acabar con una energía verde que constituía un verdadero cáncer. Es decir, no subir impuestos -en tal caso cobrar cánones, que no es lo mismo- y sobre todo, reducir subvenciones a las renovables, otra herencia verdaderamente lamentable del ese líder de España que fue ZP.

Pero subir el precio de la potencia de las placas solares individuales… eso no es una buena idea, ministro Soria.

Eulogio López

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