Definitivamente, el alcalde de La Coruña y presidente del Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), era un hombre incómodo para el Gobierno. Por varias razones. En primer lugar porque su fama de españolista podía dificultar la negociación del Estatuto de Autonomía gallego. No en vano señaló del catalán que le producía urticaria. Ahora el de la 'L feroz' tiene su 'patada hacia arriba' y ya no puede quejarse. Era el precio del pacto Mas-Zapatero tal y como hemos informado.

Precisamente esa fama de españolista habría dificultado también el inicio del principio del fin de ETA en el que se encuentra el gobierno. Vázquez nunca ha sido partidario de las negociaciones con la banda, aunque ahora se apunta al carro gubernamental afirmando que debido a la debilidad de ETA, quizás fuera el momento de intentarlo. El chico es humilde y agacha la cabeza cuando corresponde.

Pero había un último tema no comentado hasta ahora. Vázquez se tomó su puesto como presidente de la FEMP en serio. Criticó abiertamente el déficit financiero de las corporaciones locales y exigió la autonomía fiscal. Pues bien, a un mes de que Vázquez tome posesión de su cargo como embajador ante la Santa Sede, el gobierno comienza a preparar una nueva ley de bases de régimen local que apuntala el poder de las autonomías sobre los ayuntamientos. Atrás quedan los intentos por emprender la segunda descentralización y el único que podía defenderla. ¡Ciao Francesco!