No nos temblará la mano afirmó con firmeza la vicepresidenta Mª Teresa Fernández de la Vega, en relación al escándalo de la muerte de Juan Martínez Galdeano en el cuartel de la Guardia Civil de Roquetas del Mar (Almería). Y no les ha temblado. Los nueve implicados han sido suspendidos 6 meses por acusación de falta muy grave. Y a la vista de los acontecimientos presunta paliza salvaje- nos parece muy bien. Los responsables del maltrato policial deben de sufrir todo el peso de la ley.

Pero tengo para mí, que en el escándalo de Roquetas hay algo más. Los medios han asumido Roquetas como animal de compañía a falta de ningún incendio que llevarse a la boca. A falta de escándalo político, buenas son Roquetas. Pero hay más. Tengo la impresión de que el gobierno está aprovechando el escándalo para desprestigiar a la Guardia Civil. Al fin y al cabo, la Benemérita siempre ha sido el icono que la izquierda identifica con orden, tradición y derechona.

Felipe González descubrió que la presencia de los picoletos era saludable para el país. José Bono, también. Al fin y al cabo, la Guardia Civil garantiza la seguridad en el 80% del territorio. Bono ha defendido un día sí y otro también el modelo de policía uniformada frente a sus colegas de gabinete que abogan por la reunificación en la policía nacional. El modelo de Guardia Civil no es autóctono. Países de nuestro entorno también combinan policía y policía uniformada. Es el caso de los carabinieri en Italia y de la gendarmería francesa y portuguesa.

Pero da igual. A la izquierda profunda le molesta la Guardia Civil. Por eso se habla de la sombra del tricornio y se muestra las fotos del teniente sancionado, que por cierto, de momento es presunto, a no ser que hayamos dejado de creer en la presunción de inocencia. Las imágenes de TV consumidas estos días permiten apuntalar la idea fuerza: Guardia Civil igual a abuso, ausencia de estado de derecho y autoritarismo. Súmenle el escándalo de la trata verde del 11-M en Asturias y la imagen se convierte en imborrable.

La realidad -sin embargo- es no existe cuerpo más fiel al poder que la Guardia Civil. Hemos visto recientemente al Sindicato Unificado de Policía ejerciendo serias críticas a la labor gubernamental en materia de seguridad, escenario que jamás observaremos en la Guardia Civil. Pero es que además, existen pocos cuerpos tan eficaces y eficientes como la Benemérita. El ex presidente Felipe González también hijo de la fobia a los verdes- descubrió que la Guardia Civil resultaba esencial en la lucha antiterrorista. Fue el mismo González quien frenó los intentos de fusionar Policía Nacional y Guardia Civil.

Más allá del caso puntual de Almería, Roquetas se ha convertido en el escenario donde por una parte se juega el cargo del director general de la Guardia Civil, Carlos Gómez Arruche. La presencia de un general del Ejército en la dirección general de la Benemérita es una imposición del ministro de Defensa, José Bono, porque el gobierno siempre había defendido la presencia de un civil al mando. Pero además, Roquetas será también la imagen que los partidarios de la unificación de fuerzas policiales utilizarán para defender la necesidad de abandonar un modelo que dirán- bordea permanentemente el estado de derecho. Ya saben: una mentira repetida mil veces acaba por convertirse en una verdad. Al tiempo.

 

Luis Losada Pescador