• Y es que el presidente de la Generalitat salió de la conferencia de Junqueras con un cabreo olímpico.
  • Acuerdo Madrid-Barcelona que se presenta difícil pero posible: se trataría de un nuevo pacto fiscal y, si fuera posible, un nuevo Estatut.
  • En cualquier caso, antes de las municipales de mayo.
  • Y es que ERC pide una declaración unilateral de independencia y una nueva Constitución.
  • Al tiempo que se niega a ir en una lista única.
  • Conclusión: Mas opta por aguantar toda la legislatura con la abstención presupuestaria del PS y, si fuera posible, del PP.
  • Pacte lo que pacte con Moncloa, Artur Mas exige que el pacto pase por las urnas.

Lo que parecía imposible está ahora más cerca de realizarse. El líder de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras (en la imagen junto a Mas), se subió al escenario y, a pie firme, soltó un discurso en el que señaló a Artur Mas, allí presente y convenientemente rodeado por lo más granado del secesionismo catalán, el camino a seguir. Un camino ligeramente radical, con declaración unilateral de independencia (España no nos ama), elaboración de una Constitución catalana y votación de dicho texto constitucional. Algo así como obligar al Gobierno de España a enviar, no sé si a la policía o al Ejército. Y encima rechazaba la lista única independentista propuesta por un Artur Mas que pretende adelantar las elecciones catalanas y convertirlas en plebiscitarias.

Al final, hasta la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Carme Forcadell, mantuvo una tensa charla con la número de dos de ERC, Marta Rovira. En efecto, la ANC quiere lo mismo que propone Artur Mas: una lista única en elecciones plebiscitarias.

Artur Mas volvió cabreadísimo de la conferencia pedestre de un Junqueras frenopático. Por tanto, su resolución primera es la de terminar la legislatura (2016) e intentar aprobar los Presupuestos 2015 con el apoyo, o al menos la abstención, de PSC y, por qué no, del PP.

Y esto es así porque la actitud de Junqueras le fuerza a intentar un entendimiento con Madrid. Al menos como hipótesis de trabajo. En Moncloa luchan dos corrientes: la de un Rajoy acosado por las encuestas, dispuesto a recuperar el buen sentido del pacto y una Soraya Sáenz de Santamaría mucho más centralista que su jefe, partidario de que, a los catalanes, ni agua.

Pero si Rajoy se empeña a lo mejor puede negociar un pacto fiscal con alguna que otra componenda de tipo político: el Senado en Barcelona o algo parecido. Rehacer el Estatut es complejo, una vez que el Tribunal Constitucional lo tumbó, debería ser un Estatut distinto.

Porque Mas está dispuesto a hablar con Rajoy siempre que los resultados del acuerdo pasen por las urnas. De otra forma, está perdido. Es más, si se lograra un acuerdo que ahora se ve imposible, pero que Junqueras ha puesto más fácil. Incluso podría ser que entonces si adelantara las elecciones, pero no ya plebiscitarias sino en verdad autonómicas (o autonomistas).

Porque el recurso de modificar la Constitución gusta a Mas pero no a Rajoy... y mucho menos a La Zarzuela.   

¿Estamos ante un divorcio CIU-ERC Un divorcio no, pero lo cierto es que nunca estuvieron más alejados. Lo de ayer de don Oriol fue muy fuerte. Ahora, sí que Rajoy debería mover ficha. Y antes de las municipales y autonómicas de mayo, porque entonces nos podemos encontrar con demasiados ayuntamientos catalanes tomados por independentistas.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com