• Un estudio destaca también que España es el país del sur de Europa con mayor economía oculta, hasta el 28% del PIB.
  • Dos expertos proponen medidas fiscales menos represivas y más proactivas, como suprimir los billetes de 500 y 200 euros.
  • También recomiendan promover incentivos a los pagos electrónicos evitando regulaciones europeas cuya experiencia previa en España ha sido negativa.
España es el país del sur de Europa con mayor economía sumergida y pérdida de recaudación fiscal, la más grande desde que empezó la actual crisis.

Así lo revela un estudio realizado por el inspector de Hacienda Domingo Carbajo y el catedrático de economía aplicada Santos Ruesga, quienes estiman la economía no declarada este año en el 28,7%% del PIB español. Para evitar las pérdidas de recaudación fiscal (próximas al 8% del PIB, unos 80.000 millones de euros anuales), proponen  medidas menos represivas y más proactivas, como suprimir los billetes de 500 y 200 euros  y promover incentivos a los pagos electrónicos evitando regulaciones europeas cuya experiencia previa en España ha sido negativa.

El estudio repasa una treintena de estimaciones de economía sumergida e indica que, como media, en los europeos, cada punto de economía sumergida reduce la recaudación fiscal 0,35 puntos. Dice que la metodología estimativa más en boga parte del análisis de la circulación monetaria, porque las transacciones se realizan mediante pagos en efectivo. Esos métodos la sitúan en el entorno del 18% del PIB europeo, aunque en los países del Sur se aproxime al 25% y España es el país de mayor crecimiento (un 6,3% anual desde el año 2003).

Sin embargo, Carbajo y Ruesga utilizan para sus estimaciones modelos de múltiples variables, que indican España una relación directa entre crisis sistémica y aumentos de la economía sumergida y del fraude fiscal.

España resulta también en esos modelos el país del Sur de Europa con mayor pérdida de recaudación fiscal estimada. Por cada punto porcentual de incremento de la economía sumergida la recaudación fiscal disminuye 0,35 puntos, por lo que ya era un 12,2% inferior por este efecto a la del 2003. En cuanto al fraude fiscal, las estimaciones para España se mueven entre el 3% y el 8% del PIB, por lo que equivale del 10% al 25% de la recaudación.

Pese a ello, España ha aplicado una visión puramente represora, negativa, con algunas  "amnistías fiscales" y corrupción política que han reducido su eficacia. De ahí que el futuro requiere una visión proactiva, de coste-beneficio y cooperación internacional, entre ellas los billetes de 200 y 500 euros, que al empezar la crisis sumaban por sí solos en España el 71,2% del total circulado y actualmente han subido al 76,72%.

Por el contrario, en la media de la Eurozona bajaron en el mismo periodo desde el 36,9% del total hasta el 36,6%, pese a incluir estas medidas un 12% del creciente peso de España dentro del euro. Además, en los EEUU tienen casi nula importancia los billetes de valor superior a los 100 dólares y el conjunto de los pagos en efectivo es casi la mitad que en la Eurozona, al igual que la economía sumergida.

También incentivar los medios de pago electrónicos, evitando regulaciones que los encarezcan en términos relativos para los consumidores y mediante incentivos fiscales como los aplicados contra la economía sumergida en Alemania y a favor de los pagos con tarjetas en Asia y América.

Según el estudio de Carbajo y Ruesga, una mayor intensidad en el uso de tarjetas y otros medios electrónicos de pago en toda Europa, además de reducir la economía sumergida, elevaría el PIB y el empleo, modernizaría la economía, e iría en favor de la nueva economía del conocimiento.

Por tanto, Carbajo y Ruesga aconsejan a los colegisladores europeos (Consejo y Parlamento Europeos) estudiar en mayor profundidad los últimos proyectos de regulación europea de los medios de pago (un reglamento y dos directivas), porque podrían crear más problemas de los que intentan resolver, ya que la experiencia previa en España de medidas similares ha sido negativa, debido a que desde el 2006 se redujeron las tasas de intercambio de las tarjetas pero aumentaron en mayor proporción las comisiones bancarias.

El resultado ha sido un menor uso relativo de tarjetas y el mayor recurso tanto al efectivo como a los billetes de 500 y 200 euros, cuya proporción se ha elevado a pesar de la crisis en las cifras antes señaladas.

Para evitar que en toda Europa se extienda la experiencia española de ineficacia contra la economía sumergida y el fraude fiscal, este proyecto de paquete legislativo europeo debería ser objeto de mayor consenso por las diversas fuerzas políticas europeas.

En España, esto debería suponer ampliar los Pactos por Europa que suscribieron los principales partidos políticos españoles ante el Consejo Europeo de finales de junio de 2013, que estudiaba medidas de incentivación económica, empleo juvenil y unión bancaria, cuyo éxito requeriría ser complementadas por otras más urgentes contra la economía sumergida, el fraude fiscal y la reducción de efectivo, extendiendo, simultáneamente a toda la Eurozona la supresión de circulación de los billetes de 200 y 500 euros.

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com