Por supuesto que en un año quedarán cajas de ahorros, asegura Fainé

Sobre Basilea no se pronuncia, aunque le molesta esa manía anglosajona de hacer su cuenta de resultados.
La Caixa, primera caja de España y de Europa, traspasa todo su negocio bancario a una nueva entidad llamada Caixabank, aunque sus dirigentes insisten en que no ha habido conversión en banco. Es una permuta de activos: Caixa cede a Caixabank sus activos industriales y se queda con los industriales. Caixa seguirá teniendo naturaleza jurídica mutual mientras Caixabank será una sociedad anónima que buscará dinero en el mercado como cualquier banco.

Por supuesto que en un año quedarán cajas de ahorros en España, asegura Fainé, quien insiste en que La Caixa no ha perdido su esencia. Simplemente, tras la operación de permuta de activos, Caixa tendrá un 81% de Caixabank, que se convierte en la filial de la entidad para toda la actividad financiera con forma jurídica de banco. A cambio, La Caixa se queda con las participaciones industriales y seguirá llevando la obra benéfico-social (500 millones de euros al año).

Todo ello con la intención de salvar el llamado Basilea III, que, por cierto, no entrará en vigor hasta 2013 y que, simplemente, no está aún pergeñado.

El espíritu de Basilea III consiste en fiar la solvencia de una entidad financiera a su capitalización, por lo que eleva los requisitos máximos de capitalización de las entidades. En definitiva, fuerza que haya cada vez menos bancos, cada vez más grandes.

A Fainé no le gusta ese espíritu porque, como buen banquero, sabe que el negocio bancario no se fía sólo a la capitalización así que responde a la gallega: Mientras las reglas sean iguales para todos. Pero, cinco minutos después, matiza: como los anglosajones quieren hacer una cuenta de resultados a su gusto.

En efecto, el problema de la banca anglosajona es que tiende a la banca de inversión, especulativa, donde el capital lo es todo. Fue esta banca la que provocó la crisis. Sin embargo, la banca española, menos especulativa y menos apalancada, no necesita elevar el capital, sino reducir su morosidad y aumentar las provisiones para posibles fallidos. En definitiva, que siguen el método impuesto por los anglosajones contra los excesos de su banca, y ese método lo pagan las cajas españolas, a las que se hace estar pendientes de los mercados y, por lo tanto, a convertirse en bancos.

Por eso, Isidro Fainé, cajero de vocación, ha utilizado una vía intermedia, similar a la puesta en marcha en Italia, La Caixa no se convierte en banco pero resulta que sólo había en Europa una caja de ahorros más importante que La Caixa: Cariplo, la entidad de Milán. Pues bien, para poder acceder a los mercados -y eso que diez años atrás Basilea no presionaba con la misma fuerza que hoy- Cariplo hizo algo muy similar: dejar en una fundación el ruedo de las acciones: en 18 meses se convirtió en la banca Intesa-San Paolo.  

Al final, Fainé será presidente de Caixabank. Juan María Nin mantendrá el cargo de director general de La Caixa y se convertirá en Ceo de Caixabank.

Eso sí, se mantiene la Obra Social, en Caixa, por valor de 500 millones de euros

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com