Cuando el Papa Benedicto XVI aseguró en mayo pasado en Brasil, que la evangelización en Hispanoamérica no había sido impuesta, el presidente venezolano Hugo Chávez protestó. La beatificación del mapuche argentino Ceferino Namuncurá, y la multitud que acompañó la ceremonia, dan la razón al Papa.

Ceferino,  fallecido a los 18 años en Italia, es el primer indígena beatificado en Argentina y América del Sur. Antes, sólo otro indígena americano, el indiecito mexicano Juan Diego -a quien se le apareció la Virgen de Guadalupe, patrona de América-, había llegado a los altares. Fue declarado santo en 2002.

Unas 120.000 personas participaron con cánticos y bailes en la emotiva celebración llevada a cabo en Chimpay, ciudad natal del mapuche en la Patagonia. La colorida ceremonia que beatificó a Ceferino combinó la tradición católica e indígena. El decreto papal sobre su beatificación fue leído en castellano y en mapuche.

El Evangelio nunca destruye los valores que hay en una cultura, sino que los asimila y perfecciona.  El nuevo beato no olvidó nunca que era indígena y siempre trató de ser útil a su gente.

El momento más emotivo fue cuando descendientes del mapuche colocaron en el gran escenario la figura de madera de tamaño natural del beato, que se encuentra en el santuario de Chimpay. Desde hace años, este pueblo de 6.000 habitantes recibe cada 26 de agosto -fecha de nacimiento del nuevo beato- unos 30.000 fieles que viajan para demostrar su devoción a Ceferino.

Clemente Ferrer Roselló

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