Al Gobierno no le gustan las imágenes de los tractores en la calle. Deterioran su apariencia dialogante. Así que el discurso reiterado es: Estamos siendo muy generosos tanto en las ofertas de diálogo como en las propuestas, señala De la Vega. O sea, que estamos muy satisfechos con nosotros mismos. Y por cierto, como los agricultores amenazan con permanecer con los tractores en las calles, la vicepresidenta advierte. Vamos a seguir negociando sin perder de vista que los recursos públicos son limitados y que debemos gobernar el interés de todos. O sea, cuidadín y no nos hagamos daño.

Y es que en el fondo, al PSOE el campo le preocupa más bien poco. Al fin y al cabo son mayoritariamente votantes del PP, así que leña al mono que es de goma. Y si hace falta utilizarlos como moneda de cambio para garantizar la españolidad de la OPA de GN, pues se hace. Y si es necesario sacrificarlo por salir bien en la foto de la modernidad en las perspectivas financieras, pues también se hace. Así se explica que el eurodiputado socialista Enrique Barón afirmara recientemente que la UE protege más a las vacas que a los estudiantes. Se le escapa que la UE no protege vacas, sino ganaderos. Y ocurre que muchos esos ganaderos son españoles. Ah! Pero son populares. ¡A la hoguera con ellos!

Así que el Gobierno aspira a dividir la unión entre las tres asociaciones de agricultores (UPA, COAG y ASAJA). Al fin y al cabo no son lo mismo y tienen 400 millones de euros debajo de la mesa para repartir. Fíjense el próximo lunes en este análisis.