De la Vega repite el mismo discurso de Rubalcaba: Para regresar a la legalidad hay que respetar la legalidad. Ya, pero ¿iniciará acciones legales el Gobierno ante el desafío de Batasuna de presentar su mesa de negociación?. La vicepresidenta se lava las manos y afirma que la responsabilidad de tales actuaciones corresponde a la fiscalía en el marco de su autonomía (permítannos no reírnos) y de la judicatura sobre la base de su independencia (de nuevo intenten atrapar la risa). Conclusión: no van a hacer nada más allá de las tensiones dialécticas con las que Alonso se refería al PP.

Tampoco De la Vega ha querido entrar a polemizar con la oposición. Confiamos en el que el principal líder de la oposición esté al lado del presidente en el camino de la paz. Ya, pero ¿cómo va el proceso de verificación del consenso político?, le espetan. Son los hechos los que se verifican, el consenso se construye; y hoy es mayor que ayer y esperemos que menor que mañana, es lo que quieren los ciudadanos, lo sensato y lo razonable. ¿A qué suena bonito?

Dicho de otra forma: De la Vega no quiere dañar la relación con los populares porque considera que resultan fundamentales para la unidad y el consenso. Estamos construyendo un buen consenso. Aceptaremos pulpo como animal de compañía.