70 años de comunismo en Rusia hicieron expresar a Juan Pablo II que los rusos -entonces los soviéticos-, a los que conocía bien, podían hacer mal por hacer mal.  Digo esto porque algunos han entendido mi Enorme Minucia de ayer como una defensa de Vladimir Putin. Pues me habré explicado mal.

Sigo diciendo que Rusia está ahora dándole lecciones de moral a Occidente, pero eso no puede suponer un aplauso a lo que Moscú está haciendo con Kiev. No, Putin no está comportándose de forma justa con Ucrania. No hace otra cosa que buscar una excusa para controlar Ucrania, y Ucrania ha sufrido en sus carnes la violencia soviética.

Y es que 70 años de leninismo han estigmatizado a la sociedad rusa.

Ahora bien, insisto en que si Putin no es justo, Occidente es incapaz de defender a Ucrania, se dedica a aplicar 'feroces' sanciones, consistentes en bloquear cuentas bancarias de ciudadanos rusos.

Pero sobre todo, Occidente no puede vencer, ni a una Rusia que empieza en sus principios cristianos recobrados, ni a un Islam adinerado y barbarizado que doblega a Europa y a Estados Unidos... porque no creen en nada.

No digo que no crean en Cristo, digo que Occidente está perdiendo su sentido del pecado, en términos civiles, sentido de culpa. Y sin arrepentimiento no hay cambio y sin cambio no hay mejora. La mejor explicación de aquello en lo que se ha convertido Occidente es la frase de la película 'Quince minutos', la historia de un psicópata ruso llegado a Estados Unidos, que se burla de las normas occidentales. Observando la televisión, el asesino, que no tonto, educado en la Rusia soviética, resume así el ambiente que se encuentra en Estados Unidos: "Me encanta este país: nadie tiene culpa de nada". Para nuestro hombre era una oportunidad para la impunidad, pero en su diagnóstico tenía toda la razón. Por el contrario, para lo que en Occidente de forma tonta conocemos como la atormentada alma rusa, el sentido de culpa no es alienante sino la raíz de todo, incluida la felicidad.

Y, para desgracia de los pobres ucranianos, eso es lo que se está ventilando en el pulso actual. Insisto: entre el romántico y el materialista siempre gana el primero, porque cree en algo.

Al respecto, no tengo buenas noticias: simplemente, la conversión de Rusia desde el comunismo al cristianismo tiene que acelerarse, como debe acelerarse el retorno al cristianismo del Occidente cristiano. Empecemos por recuperar el sentido del pecado. Porque sí: todos somos culpables y tenemos mucho de lo que arrepentirnos.

Y todo esto no justifica la labor de Vladimir Putin en Ucrania, pero si Occidente recuperara sus principios no actuaría como lo está haciendo ahora. Por ejemplo, no se dedicaría a lanzar estúpidas sanciones económicas sino que protegería físicamente a los ucranianos.

Eulogio López

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