El aborto no es un asesinato. Esto deben tenerlo muy claro porque lo ha dicho la socialista Elena Valenciano por lo que caben pocas dudas.

Es más, se ha dirigido a las jóvenes, adolescentes y niñas españolas: No es un asesinato porque así lo dice el Congreso que es de donde emanan todas las normas.

Es lo que se conoce como magia parlamentaria. No hay maestros, no doctrina, no hay dogmas... salvo las que imponga el Parlamento en su totalidad manifiesta y, mayormente, las que impone Elena Valenciano. La única verdad es la del Boletín Oficial del Estado (BOE). Una verdad un pelín coercitiva pero qué le vamos a hacer.

Una experta metafísica como doña Elena no necesita enseñársele cualquiera de los vídeos sobre aborto donde se ve algo muy parecido a un niño masacrado en algo muy parecido al seno materno. Pero, recuerden, los sentidos nos engañan. Lo que nunca nos engaña es el BOE. Es el único dogma que existe y a él debemos rendirle pleitesía.

Es la misma Valenciano empecinada en defender la eutanasia con las delicadas palabras de que un cristiano bien podría sufrir si sabía que iba a resucitar al tercer día. Esas palabras demuestran que doña Elena es una fiera, no sólo de la metafísica, sino también del catecismo. No se preocupe diputada, no sólo los cristianos resucitarán, y no sólo al tercer día sino de inmediato, justo cuando con la muerte abandone el mundo espacio-temporal.

El dogma Valenciano, el dogma BOE. Con razón decía Chesterton que sólo conocía dos tipos de personas: los dogmáticos que saben que lo son y los dogmáticos que no saben que lo son.

Eulogio López

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