Es curioso: la misma progresía occidental que durante la guerra fría apoyaba a Moscú ahora arremete contra Putin (en la imagen). Es cierto que el amigo Vladimir procede de la antigua KGB pero ahora está dinamitando la antigua y repelente Unión Soviética.

¿Por qué Porque en Occidente impera el progresismo capitalista, o el capitalismo progre. Recuerden que a Putin se le está fusilando en los medios occidentales por dos razones: por pararle los pies al homosexualismo que se impone en Occidente y porque persiguió a un grupo de punkies chifladas que habían profanado la catedral ortodoxa de Moscú.

Es decir, dos tendencias progres que tienden a la degeneración del pueblo ruso.

Dicho esto, siento decirlo, pero me ha gustado el discurso de Putin. No todo, ciertamente. El presidente ruso comete un error cuando evoca, aunque sea para demostrar la doblez occidental, la revolución soviética o cuando aplaude a China por su apoyo. China es la muestra viviente de "un país dos sistemas", del progre-capitalismo. Por último, olvida que el origen del problema es que la mayoría de los ucranianos identifica -y no me extraña- al actual Moscú con el antiguo sistema de la tiránica URSS, que les sometió durante 70 años. Que no, señor Putin, que debe usted acabar hasta con el recuerdo mismo de la URSS.

Además, Putin asegura que las tropas rusas no han entrado en Crimea porque ya estaban allí. Sí, pero como consecuencia de los privilegios que la fenecida URSS obtuvo para desintegrarse. También hay soldados rusos en territorio polaco.

La última nota negativa. Es cierto que Crimea con presión militar o sin ella, hubiera votado sí a Moscú y no a Kiev. Pero también lo es que, como ocurre en Cataluña, un referéndum independentista debe contar con el voto, no sólo de la parte de un país que quiere independizarse, sino del conjunto del país del que se quiere marchar. En este caso, deberían haber votado todos los ucranianos. Insisto, el problema de la autodeterminación es que se trata de un callejón sin salida, porque, al igual que en Cataluña, no se dilucida el Estado de derecho sino del tamaño del Estado.

Vamos con lo positivo del discurso del martes ante el Senado ruso. De entrada: Putin habla claro. No emplea el metalenguaje del degenerado Occidente sobre el derecho internacional. Dice lo que piensa y lo dice de forma directa, en público y retransmitido por TV en directo. Es ahora Rusia quien enseña sinceridad y claridad a Occidente. Tiene bemoles la copla.

Al final, lo que pide Putin al Senado ruso es que la ciudad de Sebastopol y la república de Crimea se integren en la Federación rusa. En primer lugar, lo que empezó con una revuelta ciudadana, que quería aliarse con Bruselas, no con Moscú, un movimiento limpio, fue secuestrado por lo que Putin llama "nacionalistas, antisemitas y matones". No es exactamente así, pero es verdad que el movimiento ucraniano acabó secuestrado por los elementos nacionalistas, muy alejados de las esencias cristianas de Ucrania. Putin ha llegado a decir que para poder hablar con el nuevo presidente ucraniano hay que tratar con los "matones de Maidán". Mucho me temo que anda cargado de razón. El noble movimiento de protesta ucraniano fue secuestrado y acabó en un golpe de Estado ejecutado por la fuerza.

Además, Putin da en la diana cuando compara el caso de Crimea con el de Kosovo. Incluso cita a Estados Unidos, cuando la diplomacia norteamericana aludía, en relación a los albaneses de Kosovo, a que un movimiento independentista puede violar las leyes nacionales sin violar el derecho internacional. Si se entera Artur Mas...

Al final, Putin recuerda que Estados Unidos critica la independencia de Crimea, donde no se ha llegado a un enfrentamiento armado, mientras ataca a otros países o echa un pulso a los organismos internacionales para dar a esos ataques una patina de legalidad. Y me temo que nuevamente tiene razón.

Por lo demás, Putin tiende la mano a Ucrania -bien cierto que a una Ucrania amputada- y coloca a Crimea como provincia autónoma detrás de Rusia.

¿Y qué hicieron los mercados financieros tras terminar el discurso de Putin Subir, claro está. A los mercados financieros les encantan los hechos consumados y la estabilidad política, sea ésta producto de un proceso justo o injusto, y Moscú ha dado una lección de velocidad a Occidente. Estados Unidos y la Unión Europea deberían aprender que la especulación financiera que han creado nunca será su aliada. Será, en todo caso, aliada de sus propios intereses.

Y encima, Putin lo justifica con su abrumadora victoria en el referéndum de Crimea.

En cualquier caso, Rusia, tras su 'conversión', se ha convertido en el bastión de Occidente frente, no ya el Oriente islámico, sino el Oriente panteísta, que es mucho más peligroso. Porque China, India y otros emergentes, no tienen raíces cristianas, como Rusia y todo Occidente,  sino panteístas. Y muy peligrosos, tanto para la vida como para la libertad.

Es verdad que Rusia debe des-sovietizarse más, del todo, pero no es nuestro enemigo. Eso fue en el siglo XX. Nuestro enemigo, el del Occidente cristiano, es hoy... la degradación cristiana de Occidente.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com