Decía Chesterton que "enseñar a la gente a creer en Dios puede ser una ardua tarea, aún entre cristianos. Pero impedir que la gente piense en Dios sería una tarea imposible, aún entre agnósticos".

Pertinente cita a vista del discurso de Obama, empeñado en despreciar a los cristianos. No puede hacerlo directamente, claro está, pero el reelegido hombre más poderoso del mundo, en su habitual estilo chulesco, aseguró que no son las "tendencias religiosas" las que han configurado Estados Unidos. Pues mire usted, no, en efecto, porque no son tendencias sino convicciones. Y las convicciones religiosas, es decir, la cosmovisión o filosofía de cada cual, han sido las que han creado no sólo Estados Unidos, sino todos los países y naciones del mundo mundial.

Pero Obama (en la imagen), claro está, tenía que hacerse el progre. En RTVE, cuyo canal 24 horas retransmitió en directo la ceremonia, suspiraban ante el "histórico" discurso de Barack Obama, durante su juramento para un segundo mandato como presidente de los Estados Unidos. Y en verdad fue histórico, porque Obama consiguió repetir sin error las 35 palabras, previo ensayo privado en La Casa Blanca, un día antes, sin equivocarse, para sorpresa de su propia hija pequeña, que todavía habla con la sinceridad de la infancia.

Emocionados estaban los presentadores del canal de informativos con las palabras del nuevo presidente, cuyos rasgos más claros, los del discursito de marras, eran los siguientes:

-El presidente norteamericano ha entrado en la táctica del Nuevo Orden Mundial de cambiar los derechos humanos por los llamados derechos sociales, que no se sabe lo que es hasta que te lo muestran... y entones nos echamos todos a temblar. Por ejemplo, un derecho humano es el derecho a la vida, que queda totalmente anulado cuando se cambia por el derecho social al aborto.

Lo mismo ocurre cuando Obama, en el tono más hortera de su discurso, habla de la marginación que sufren "nuestros hermanos y hermanas gays". Mire usted, nadie dice que un homosexual deba ser marginado; lo que se dice es lo contrario: que no todos tenemos que tragar ante el homosexualismo ni que mis impuestos deban apoyar de igual modo a un matrimonio entre hombre y mujer abiertos la procreación, lo que asegura el futuro de la humanidad y de la nación, que una pareja de homosexuales, que se evaden de ese compromiso.

-Otro detalle del discurso Obama resultó, asimismo, de lo más progre: se refirió a los republicanos como absolutistas. Es lo habitual en las democracias controladas por la progresía: quien no piensa como ellos no recibirá el carné de demócrata. Con ello, queda deslegitimada toda discrepancia. Y eso en un presidente que ganó sus primeras elecciones con mucha más holgura que las recientes. Todo muy demagógico.

-Lo de los emigrantes resultó la parte más demagógica de su discurso. Es verdad que los hispanos han votado demócrata pero también lo es que durante cuatro años Obama ha incumplido sus propuestas sobre la inmigración hispana, a la que ha mantenido tan a raya como los republicanos. Por eso pidió perdón a los hispanos durante su campaña y estos le concedieron otros cuatro años de prórroga. Para mentiroso, don Barack.

-Energías limpias. Como buen clon de Zapatero, Obama aboga por las energías verdes, que no es verde, sino cara. Y les prometo que Obama no peleará por la energía verde salvo en sus discursos. Sabe que es una ruina. Y, en cualquier caso, Estados Unidos seguirá viviendo del resto del mundo, dándole a la máquina de hacer dinero y a la especulación financiera para saciar su gasto público desbordado. Es decir, con el progre Obama, Estados Unidos seguirá viviendo a costa del resto del mundo.

En definitiva, el histórico discurso ha resultado progre, mentiroso y un pelín hortera, es decir, ha sido un discurso histórico.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com