El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Manuel Conthe, ha hecho el ridículo con la investigación sobre la venta de FG Inversiones Bursátiles a Merril Lynch. La Ser, al mismo tiempo, denunciante de la operación, no ha sabido tratar la cuestión.

Como ya ha informado Hispanidad, el presidente del BBVA tiene al menos dos muertos en el armario mucho más importantes que la venta de FG Inversiones Bursátiles (los créditos al grupo de empresas de la familia Rato y la operación Oildor, del Caso Banesto), pero es que ni tan siquiera el caso de esta venta se ha explicado convenientemente. Claro que Merrill Lynch denunció a Francisco González, ahora presidente del BBVA, y lo hizo cuando ya había sido nombrado presidente de Argentaria. Por hacerlo corto, González vendió su sociedad de valores al banco de inversión norteamericano por 13.000 millones de pesetas (unos 78 millones de euros). Sin embargo, pronto los norteamericanos se dan cuenta de dos cosas. La primera, que habían contratos sobre derivados no cubiertos. El efecto multiplicador de las opciones y futuros puede ser espeluznante. El segundo, que en FG se neteaba demasiado. En la jerga financiera, netear es distribuir beneficios o pérdidas según las operaciones y clientes que interesan privilegiar o mantener.

A la vista de todo esto, Merrill exigió renegociar todo el contrato. Físicamente, esa negociación tuvo lugar en la mismísima sede de Argentaria, a pocos metros del despacho presidencial. Al final, los 13.000 millones iniciales se convirtieron en 1.800 (cerca de 11 millones de euros). No es de extrañar que González no cumpliera su promesa inicial de invertir 12.000 millones de pesetas en acciones de Argentaria: no los tenía.