En Sevilla se está celebrando el Congreso mundial abortero. Perdón: Congreso de la Federación Internacional de Profesionales del Aborto (FIAPAC). Para ser exactos en el hotel Meliá Sevilla, que está muy enfadado porque dicen que ellos sólo son prestadores de servicios

Hombre no, la cadena Sol Meliá, una de las más grandes del mundo, propiedad de la familia Escarrer: ¿habría alquilado sus salones y su infraestructura para una convención nazi? ¿Y para un aquelarre proetarra? ¿Y a unos maltratadores? ¿A pederastas? Oiga, señor Gabriel Escarrer: que esto no es un partido político partidario de la despenalización del aborto: estos son los aborteros propiamente dichos, los matarifes, ¿comprende usted? 

Hablan de una campaña de acoso y derribo contra el hotel. Pues ahí va mi cuarto a espadas a la tal campaña: mientras los Escarrer no hagan propósito de la enmienda no me hospedaré en un hotel Meliá y animo a mis lectores a hacer lo propio. Estoy en mi derecho a practicar el consumo inteligente.

Vamos ahora con los protagonistas del evento. Me encanta la tesis de que la vida no comienza en un momento concreto. Según una de las aborteras participantes, la vida es un continuum. De hecho, se deduce que como somos una especie animal y generativa, yo ya debía vivir cuando mi tataranieto. Además, es muy sutil eso de los procesos que no tienen principio aunque al parecer sí tienen fin: para el nonato, el aborto donde es rajado, aspirado o envenenado y posteriormente triturado. 

Otra muestra de este pensamiento invertido reflejado en tan intelectual Congreso. Por ejemplo, la famosa a nadie se le obliga a abortar. Naturalmente, ni a nadie se le obliga a robar, pero no por ello el robo deja de estar perseguido.

El problema del aborto es muy sencillo: es un continuum de disparates para intentar justificar lo injustificable. Y la única ventaja de este tipo de magnos congresos consiste en que cuando cualquiera con sentido común escucha o lee estas majaderías comprende que al aborto no le queda mucho tiempo de existencia. En contra de los que piensan que la era abortera es indetenible, auguro que la humanidad se preguntará, a no tardar mucho, qué estamos haciendo. Será entonces cuando le pida cuenta a esa generación por la mayor salvajada de la historia: el asesinato por decenas de millones de los seres humanos más inocentes y más indefensos: los concebidos y no nacidos.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com