Uno de los puntales del buen gobierno corporativo es que los consejeros de las compañías estén comprometidos con la compañía que aconsejan. Algunos han apostado por la independencia de quienes no mantienen intereses en  la empresa, aunque más parece una desvinculación descomprometida que otra cosa.

Terra, por ejemplo, fue el ejemplo paradigmático de consejo desvinculado. Ningún consejero posee participaciones de la compañía que administra. Lo que obviamente da que pensar: si ellos no creen en su empresa, por qué he de hacerlo yo. En cambio, la matriz, Telefónica, es un ejemplo de lo contrario. El pasado 29 de junio, todos los consejeros protagonizaron compras de la compañía como muestra de su compromiso con la empresa. Empezando por el mismo presidente, César Alierta, que registra una compra de 29.200 títulos de manera directa y 3.000 indirecta. En total, 32.200 títulos que a precio de mercado equivale a una inversión de más de 425.000 euros.

Tampoco se ha quedado atrás el hombre de La Caixa en la teleoperadora, Isidro Fainé, que pasó de 1.478 títulos registrados el 27 de julio a los 144.975 del 1 de agosto. Una inversión cercana a los 2 millones de euros. Eso, por si había alguna duda de que La Caixa pretendía desinvertir de Telefónica.