Sr. Director: 
Este miércoles, leía en un medio digital: El diccionario de la Real Academia define el cinismo como la desvergüenza o descaro en el mentir o en la defensa y práctica de actitudes reprochables.

 

Pensé que la definición describe a la perfección la respuesta de la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, a una pregunta parlamentaria sobre el respeto a la vida humana y el aborto. Según la doctrina de la señorita Aído, ya conocida pero ahora registrada en un escrito oficial, el aborto no supone la eliminación de un ser humano por la sencilla razón de que la vida humana es tan solo fruto de una simple opinión o de una creencia filosófica o moral, sobre la que no existe una evidencia científica.

Para redondear el engaño, el Gobierno llega a reconocer la obligación que tiene el Estado de proteger la vida del no nacido desde el inicio de la gestación hasta el nacimiento, tal y como recoge la Constitución. Después de tan acertadas y solemnes afirmaciones sólo cabe preguntarse ¿Qué hace aún en el Gobierno una persona con tanta profundidad intelectual y ética?

Jaume Catalán Díaz