Para todos aquellos que no estén familiarizados con el cine de animación nipón hay que aclararles que Hayao Miyazaki está considerado como el mejor maestro en esa parcela. Imaginativo y terriblemente creativo, sus películas empezaron a ser descubiertas por el público occidental en el año 1992 con Porco Rosso, un largometraje que relataba las aventuras de un cerdo aviador. A éste le seguirían La princesa Mononoke y El viaje de Chihiro. Una precisión antes de continuar: aunque hablemos de cine de animación las películas de Miyazaki están dirigidas a un público adulto.

 

El Castillo ambulante (nominada al Oscar a la mejor película de animación) está basada en una de las novelas de la escritora británica Dianne Wynne Jones y tiene como eje un mundo en el que nadie es quien aparenta ser. La protagonista es una joven llamada Sophie que trabaja sin descanso en una fábrica de sombreros. En uno de sus paseos conoce al extraordinario mago Howl pero, desgraciadamente, este encuentro es observado por la Bruja del Páramo, eterna enemiga del mago. Cuando Sophie vuelve a su trabajo la bruja la convierte en una anciana de 90 años que no puede revelar su verdadera identidad. Sophie se ve obligada a buscar a Howl, y su castillo ambulante, para intentar romper el hechizo. Para lograrlo se hará pasar por una sirvienta

 

El Castillo ambulante, como suele ser habitual en las películas de Miyazaki, tiene una gran belleza plástica y aborda temas tan serios como el pacifismo o la búsqueda del sentido de la vida. Así, Sophie sólo alcanzará la felicidad cuando se convierte en un ser útil para los demás.

 

Para: Los adultos a los que les gusten los cuentos de hadas