Según un informe de la CELAM, o Conferencia Episcopal Latinoamericana, el Caribe es la zona del mundo hispano aunque no es una zona exclusivamente hispana- con mayor porcentaje de persona infectada por el VIH, tras el África subsahariana, con 430.000 casos, de los cuales el 50% son mujeres. En Haití, la infección afecta a más de 5%, especialmente entre las profesionales de sexo. Y es que, como en todo el mundo (tres cuartas partes de los casos). La propagación del virus se realiza, principalmente, por vía sexual. Brasil, otro de los países afectados, cuenta con 600.000 infectados. La promiscuidad sexual, tanto por la tolerancia la homosexualidad, así como la falta de fidelidad conyugal, constituyen, según el informe dos de los detonantes del SIDA.

El informe, afirma también que el SIDA se está convirtiendo en una enfermedad de los pobres, y en prueba de marginación social la experiencia del clero católico, especialmente de la religiosas, en el cuidado a enfermos terminales, demuestra que muchos de los infectados no lo comunican a sus familias, por temor a sentirse rechazados hasta por sus propios parientes.

Los efectos económicos no son menores. De hecho, el Sida ha reducido la esperanza de vida en decenas de países. Es lógico que la productividad del enfermo se resienta, lo que aún le aleja más de poseer la capacidad necesaria para someterse a los carísimos tratamientos. El informe de los obispos insiste en que el SIDA se está convirtiendo en signo y causa de pobreza.

Los obispos hispanos animan a la comunidad cristiana a vivir la abstinencia y la fidelidad como los mejores medios para detener la enfermedad, al mismo tiempo que animan a la comunidad católica hispana a acoger a los enfermos, ayudarles y convivir con ellos con naturalidad y afecto.