Excelente entrevista la emitida en la noche del martes 9 por Popular TV. Entrevistador: el director de los servicio Informativos de la Cadena, Fernando de Haro; entrevistado, el presidente de Endesa, Manuel Pizarro.

Pizarro es uno de esos tipos inteligentes, pero tiene un defecto, muy generalizado entre los regentes de la vida política, económica y cultural: primero deciden la conclusión que les conviene y luego buscan los argumentos que necesarios para llegar hasta ella. El método resulta ligeramente perverso, pero aceptable mientras se mantenga un mínimo de cordura.

Pizarro, como siempre, utilizó todo tipo de argumentos para macar distancias. Por ejemplo, le reprochó a Gas Natural que hiciera una oferta pacata (los 21,3 euros por acción de los que ya nos hemos olvidado) y que troceara la compañía, ofreciéndole la tercera parte de la misma a su principal competidor, Iberdrola. Hasta ahí todo bien.

A Acciona le recordó que había roto con el espíritu de la OPA porque una OPA es una subasta, y lo de los Entrecanales es como una OPA parcial realizada a espaldas del mercado. De acuerdo.

A E.ON le dijo que su primera opción (27,5 euros) no era suficiente. Y aunque eludió cualquier crítica a los alemanes, insistió en que no era su proyecto: el suyo es Endesa. La verdad habría que ver si su consejero delegado, Rafael Miranda, piensa lo mismo, porque en las causas judiciales por presunta información confidencial fue él quien se reunió reiteradamente con E.ON.

Pero esa es otra historia. El caso es que, en mitad de la entrevista, Pizarro vuelve sobre el comienzo de esta ya larguísima historia a Gas Natural. Sin nombrar, acusa a La Caixa, principal accionista de Gas Natural, de adoptar una postura muy cómoda, dado que no debe rendir cuentas a sus accionistas (por ser una caja).

Sin despeinarse, quien está diciendo esto ha sido presidente de Ibercaja y de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), y por aquel entonces nadie le oyó hablar de la comodidad, o de la ausencia de responsabilidad, de unos directivos por el hecho de no tener accionistas.

Es más, su teoría, como no podía ser de otro modo, era justo la contraria: las cajas deben someterse al control del mercado pero no del bursátil, sino de sus impositores y prestatarios-, de las auditoras y del Banco de España. Y si compran una empresa de cualquier otro sector, están sometidas a los organismos reguladores correspondientes, al igual que todo hijo del vecino.

Sin embargo, miren por donde. El representante de todo el sector durante más de un lustro, se nos ha convertido hoy al partido de quienes piensan que en esta vida todo debe ser sociedad anónima, y que cajas de ahorros, cooperativas o mutuas son elementos perturbadores susceptibles de sospechas y vigilancia permanentes.

Y esto lo dice Pizarro justamente cuando Bruselas ataca de nuevo con el fin de destruir las cajas de ahorros, entidades que les molestan muchísimo, porque los burócratas aman, antes que nada, la uniformidad. Ahora bien, que el mismísimo Pizarro les haga el juego, sólo por mantener a raya a La Caixa

Cosas veredes Sancho.

Eulogio López