Me lo envía un farmacéutico amigo. Es un discurso de Benedicto XVI a los farmacéuticos católicos y con él llega la satisfacción de que alguien más importante que tú lo ha dicho antes.

En ese discurso el Pontífice habló de objeción de conciencia: En el campo moral, vuestra federación está invitada a afrontar la cuestión de la objeción de conciencia, que es un derecho que debe reconocerse a vuestra profesión, permitiéndoos no colaborar, directa o indirectamente, en la suministración de productos que tengan como finalidad opciones claramente inmorales, como por ejemplo el aborto y la eutanasia.

Desde hace 15 días los farmacéuticos españoles pueden ser sancionados por negarse a recetar una píldora homicida, sin receta ni control alguno, a niñas o adolescentes de cualquier edad, una píldora que comenzó a distribuir en España el Gobierno Aznar. Los socialistas lo único que han hecho es cargarse el derecho a la objeción de conciencia, es decir la primacía de la conciencia y de la coherencia. Los farmacéuticos católicos, o simplemente científicos dispuestos a defender que el ser humano nace con la fecundación, con un código genético individuado, distinto del padre o de la madre, están pasando un calvario silencioso.

Días atrás, en una céntrica farmacia madrileña, entró un energúmeno y solicitó la PDD. Muy seria, la farmacéutica le dijo que no la tenía. Otros boticarios valientes me dicen que cuando le explicas al peticionario que está ante una píldora abortiva la gente confiesa que no lo sabía y da marcha atrás. Si les dices que se van a meter en el cuerpo una bomba hormonal también es posible que reaccionen. Menos mal, pero la canallada que iniciara el PP y ha culminado el PSOE es la misma.

Eulogio López

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