Los científicos del gran acelerador CERN, sito en Ginebra, han logrado la colisión controlada de haces de protones, liberando así una cantidad ingente de energía. Un gran avance sin duda, que los periodistas, y los propios investigadores, tan próximos a la verdad como a la locura, han calificado como la máquina de Dios, el inicio del universo y otras modestias.

Un gran avance sin duda, digno de aplauso, pero que precisa, again, una aclaración. El exitoso experimento CERN no recrea el inicio del Universo sino su desarrollo. Estoy un poco harto de que me empiecen a contar la película por la mitad. Porque el Big Bang no supone la creación del Universo, sino, en terminología de escuela de negocios, su implementación. La creación es el salto de la nada al ser, pero la nada no es algo muy pequeñito y la materia algo muy grande. La teoría del Big Bang no explica el origen del Universo sino su desarrollo, que es cosa distinta. No me cuenta el origen ni el nacimiento, sólo el crecimiento, la película por la mitad.

Por tanto, la máquina ha resultado muy útil pero no es de Dios. Dios no se sirve de protones para hacerlos colisionar: los crea de la nada. Y de la nada sólo puede sacar algo el Ser que posee la existencia. Pero para eso no era necesario el CERN: bastaba con leer a Aristóteles que ya lo explicó hace 25 siglos.

Por otra parte, la energía no se crea pero sí se creó en su momento, cuando se creó la materia. Con ellas nació el espacio y el tiempo, que son las creaciones reales. Precisamente, la conversión de la materia en energía y de la energía en materia demuestran que la primera transformación salió de algo ya existente; sólo la creación salió de la nada.

Podemos jugar todo lo que queramos con el campo semántico de los conceptos materia y energía que, al final, acabaremos en la misma pregunta: ¿de dónde salió la primera partícula?

Yo no quiero que me recreen el Big Bang, yo quiero la película desde el comienzo, quiero que me expliquen lo que el hombre busca desde que el Mundo es Mundo: ¿De dónde vengo y adónde voy? ¿Que eso no puede responderlo la ciencia empírica dado que necesita algo medible para operar? De acuerdo pero ese es un problema de la ciencia, no de la razón o la Fe.

Es magnífico. Un gran avance, que más que mirar hacia el pasado entender el Big Bang- nos servirá para el futuro, en concreto para conseguir la fusión nuclear controlada, probablemente la fuente definitiva de energía. Por ahora, quedémonos con los avances en investigación básica, luego le encontraremos aplicación... pues nada hay más práctico que una buena teoría.

Por lo demás, todo está en orden: felicitemos a los científicos que han logrado este importante paso. Pero no les hagamos explicar lo que no pueden abarcar. Les pondríamos en un compromiso.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com