El nuevo Estatut de Maragall llega mucho más allá que el Plan Ibarretxe: exige la inspección de cajas, aseguradoras y cooperativas de crédito y habla de compartir la supervisión de bancos que operen en Cataluña. El asunto preocupa en el sector bancario. Entre tanto, el Banco de España ha recordado a las entidades que tienen la obligación de presentar sus cuentas según los criterios que emanan del supervisor, tras la chulería del Santander

El borrador de nuevo Estatuto catalán, el Estatut, ahora mismo en negociación parlamentaria, otorga a la Generalitat las competencias inspectoras en cajas de ahorros, aseguradoras, mutuas, cooperativas de crédito, e incluso no queda claro el papel en los bancos con sede en Cataluña o incluso entre los bancos que operan en Cataluña.

En otras palabras, el Estatut del Tripartito llega mucho más allá que el Plan Ibarretxe, que se conformaba con las cooperativas de crédito y con las potestades -nunca de supervisión e inspección- que otorga la ley a las comunidades autónomas en materia de cajas.

Tanto es así que el Banco de España se ha ido a los tribunales y ha utilizado la vía contencioso-administrativa para impugnar algunas actuaciones de la Generalitat que considera vulnera sus competencias.

La preocupación en el sector financiero es grande, por cuanto grupos bancarios de ámbito nacional e internacional, como pueden ser el SCH o el BBVA no desean más inspección que aquella que proviene del Banco de España. No olvidemos que las facultades de inspección conllevan la homologación contable, la aplicación de normas internacionales de contabilidad y, en su caso, las sanciones a las entidades.

Por ahora, el enfrentamiento entre Banco de España y Generalitat no ha pasado de escarceos, pero su judicialización podría poner las espadas en alto. No olvidemos que Zapatero debe nombrar al sustituto de Jaime Caruana el próximo mes de junio, y que ese sustituto deberá lidiar con el estado de cosas y el marco normativo surgido de las renovaciones estatutarias, tanto en Cataluña como en el País Vasco. En cualquier caso, el nuevo Estatut llega, para sorpresa de todos, mucho más allá de donde llega el Plan Ibarretxe en esta materia (ver el borrador de Estatut, en castellano). En materia de cajas, el artículo 117 merece especial atención, pero no convine obviar la redacción equívoca de las competencias financieras, que el texto introduce tanto en el capítulo de competencias exclusivas como en el de competencias compartidas). Como se ha dicho, esto más que un Estatuto de autonomía es una Constitución.

Lo que pretende Maragall no se produce en ningún lugar de Europa, donde los bancos centrales han perdido sus competencias monetarias, unificadas ahora en el Banco Central Europeo, pero mantienen sus prerrogativas en materia reguladora e inspectoras del sistema financiero, algo que no ha sido motivo de discusión en todo el continente ni en sistemas centralistas (la mayoría) ni en países descentralizados o incluso federales.

Y como la inoportunidad es condición humana, justo en el momento en que el Banco de España mantiene una pugna que ya ha llegado a los tribunales, surge lo del Banco de Santander, de Emilio Botín. Empezando por el final, Jaime Caruana se ha visto obligado a recordar a las entidades financieras que las normas contables se discuten con bancos y cajas pero al final quien dictamina es el Banco de España. Lo cierto es que los inspectores se han quejado de la actitud de los representantes del Santander, actitud que algunos han llegado a calificar de chulesca durante las negociaciones de los técnicos del Banco de España, a propósito de la circular que homologa para el sector bancario la aplicación de las nuevas normas internacionales de contabilidad (NIC o IAS, según prefieran). Hubo materias controvertidas, como la contabilización de las titulaciones, pero la actitud de los representantes de Botín en las reuniones entre los grandes bancos y el Banco de España, resultó especialmente agresiva cuando se habló de la contabilización de los fondos de pensiones según la nueva contabilidad. Un representante del Santander llegó a decir a los miembros el equipo de regulación del supervisor que ellos aplicarían las NIC conforme a su criterio, no al del banco de España.

Por ello, Caruana, que recientemente ya llamó a capítulo a Botín por el asunto de los recursos propios, ha intervenido para recordar cuáles son las competencias de cada cual. Se discute de todo pero, al final, se hace lo que dice el banco de España.