No hay ninguna decisión tomada, simplemente se estudia la operación. El caso es que el Banco de España analizarla la posibilidad de exigirle a Francisco González, presidente del BBVA una amortización rápida del fondo de comercio generado por la compra del Compass Bank.

El fondo de comercio, o diferencia entre el valor pagado y los activos reales, es un concepto aún más equívoco desde que entraron en vigor las nuevas normas de contabilidad. Ya no se amortiza el fondo, sino que se sanea, tras la elaboración de un test de deterioro. Ahora bien, el ritmo de saneamiento, en el caso bancario, es decidido por el Banco de España.

Y aquí se cruzan dos elementos: por un lado, el hecho de que el primer gobernador con carné de partido, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), no es amigo de Francisco González (FG). En segundo, y en sentido opuesto, que, efectivamente, el Compass es un buen banco pero que, además de no tener nada que ver con BBVA, ha sido comprado a un precio muy, muy alto, un precio (7.304 millones de euros) que nadie entiende.

El Banco de España tiene todo el derecho a exigir al BBVA un saneamiento intenso, aunque sabe que eso tendría una repercusión directa sobre la cuenta de resultados. Otra cosa es por qué lo hace.