Inversiones Cinsa (antigua Compañía Insular del Nitrógeno) es una empresa plagada de incertidumbres. El auditor (Luján Auditores, SL) cuantifica su salvedad en un millón de euros debido a que la partida de "otros créditos" del inmovilizado financiero proviene de un cargo a la cuenta Préstamo Museo) con abono a la cuenta de un accionista y administrador de la entidad, sin mediar en cambio, transacción económica.

Además, el auditor ha detectado cuatro limitaciones al alcance que le impiden firmar que las cuentas reflejen la imagen fiel de la situación económico-financiera de la empresa. Por ejemplo, la compañía da de baja las participaciones en Anactecsa sin que conste expresamente la venta de esas acciones. Tampoco han podido comprobar la veracidad del saldo que adeuda Análisis Técnico SA por importe de un millón de euros. Además, se incorpora un gasto de 104.000 euros por servicios prestados por Odiser sin que exista constancia expresa del origen del servicio. Por último, según el auditor, la sociedad no facilita argumentos que soporten la disminución de la base imponible del impuesto sobre sociedades en un millón de euros.

Conviene recordar que el anterior auditor de la compañía era KPMG y que se escogió al actual auditor desconocido probablemente a la espera de un trato más "benévolo", que obviamente no han encontrado.